Doce puntos en la tasa acumulada penalizan a Cabra con la interrupción, durante dos semanas, de toda actividad no esencial. Un mínimo margen y en un día concreto. Este municipio de la Subbética contabilizaba, a mediodía del lunes, 1.012 casos por 100.000 habitantes. Por la tarde, el Comité Territorial de Alertas de Salud Pública de Alto Impacto certificaba la máxima limitación correctora. 24 horas después, este martes, el índice retrocedía del rango del millar y apunta 997.

Es la primera localidad mayor de 20.000 habitantes, dentro del área sanitaria sur de Córdoba, que asimila el cierre de mayor dureza e impacto, ordenado a partir de este miércoles. A principios de enero, el parámetro de referencia notificaba 19,7 positivos. La intensificación de la pandemia en las últimas semanas adquiere dimensiones desorbitadas. El peor dato anterior a los 1.012 puntos corresponde al 3 de noviembre, en el comienzo del primer bloqueo perimetral, cuando esta población soportaba una tasa de 904 casos.  

Los mensajes emitidos desde el Ayuntamiento conjugan contundencia, avisos a los incumplidores, advertencias particulares ante las consecuencias de este panorama en la salud y prevalencia de la responsabilidad.

“Máxima alerta y máximo riesgo”. Estas expresiones articula el alcalde, Fernando Priego (PP), para definir la atmósfera sanitaria que provoca en Cabra 203 infecciones en las últimas 14 jornadas y que desencadena la suspensión de la actividad económica de bares, restaurantes y comercios no esenciales. Desde marzo, han fallecido en este municipio a causa del virus 15 vecinos.

El regidor solicita a sus vecinos, como medida urgente de resistencia al virus, adoptar un toque de queda voluntario y colectivo desde las 19:00. Una petición que trata de adelantar en tres horas el inicio de este confinamiento intermitente aprobado por la Junta de Andalucía.

Piden mismo horario para comercios y grandes superficies

Precisamente a la administración andaluza, gobernada por su misma formación, el Partido Popular, Priego emplaza a que reconsidere la disparidad de criterios que, según el tamaño, permite abrir -ciertas horas o todo el día- a unos establecimientos y niega un funcionamiento análogo a otros. “No entendemos que se deba cerrar el pequeño comercio y mantener abiertas las grandes superficie”, afirma el alcalde, porque no aprecia “más riesgo de contagio” en los negocios de barrio. Así, solicita un régimen horario común.

También, en representación de la Corporación, traslada otra reflexión al Gobierno central sobre el toque de queda. Los portavoces municipales plantean adaptar su comienzo, cada día, al cierre de los establecimientos y la hostelería, que actualmente, de forma general, está fijado a las 18:00. Este paralelismo propiciaría, apunta Priego, “que las medidas tengan más calado y sean más efectivas”.

En una fase más emocional de su discurso, Fernando Priego recuerda, en su propósito de conseguir un riguroso cumplimiento de las directrices sanitarias, que “nadie está libre de acabar en un hospital o en una UCI”. Dirige directamente esta sentencia inapelable a los jóvenes y al sector de personas de mediana edad y les solicita que “limiten al máximo los contactos sociales y permanezcan en sus hogares”. En el interior de las viviendas, reclama que “no se realicen actividades no permitidas, como reuniones o concentraciones”, y subraya la relevancia y obligación de reducir el círculo a los convivientes.

Sobre el origen de los contagios, defiende a la hostelería y a los comercios ya que, sostiene, “no radica ahí la clave del problema, sino en la actividad irresponsable de algunos ciudadanos”. Por ello, propugna “no criminalizar a los sectores afectados que ya bastante tienen con las limitaciones”.

El Ayuntamiento solicita otro cribado

En la esfera de las competencias municipales, puesto que “no podemos adoptar más medidas por más que queremos”, enfatiza Fernando Priego, el Ayuntamiento refuerza las pautas instauradas al sobrepasar los 500 casos por 100.000 habitantes –el pasado 20 de enero, determinándose el cierre del municipio- y eleva al límite las prohibiciones locales.

El catálogo de nuevas decisiones locales, entre otras, enumera el cierre completo del paseo Alcántara Romero y precintado policial de parques y jardines; clausura de áreas infantiles, juegos de mayores y Ciudad de los Niños, así como de la biblioteca, Museo Arqueológico y salas de exposiciones o cultura; y queda prohibido el uso de los centros cívicos.

El Ayuntamiento, además, suspende el mercadillo, restringe el uso de instalaciones deportivas solo para deportes federados e individuales; y elimina el acotamiento de horario de los contenedores a fin de depositar la basura cuando haya que salir a la vía pública por algún motivo inaplazable.

Finalmente, desde el Consistorio egabrense piden a la Junta otro cribado masivo –a mediados de noviembre ya se practicó un testeo- y ya trabaja con la Junta y la asociación de empresarios en la implementación de líneas de apoyo a los segmentos económicos más perjudicados. La administración local pretende establecer, junto con AECA, sendas mesas de trabajo sobre la hostelería y el comercio.