"A ver, niño, explícame como va esto de los agustitos, a los que parece que le ha puesto nombre Ortega Cano". Dolores Gutiérrez, una mujer de unos 60 y tantos años, tal y como ella se define, quiere probar "los mejores sabores de Córdoba" repartidos por los expositores del Encuentro de Emprendedores Agroalimentarios, que se celebra en el Palacio de la Merced. "Me han dicho en el bar de la feria que la única manera, además, de consumir alguna bebida es entregando esos agustitos en los lugares en los que queramos probar jamón, queso, aceite o paté", le insiste la mujer al técnico de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) José López.

El técnico de orientación laboral suple durante unos minutos a Fabiola, una chica que en la feria regenta uno de los stands en los que se venden esos cartones canjeables por consumiciones. "Señora, por cinco euros tiene derecho a ocho degustaciones o agustitos más una tabla de tapeo y una botellita de aceite. También tiene la posibilidad de comprar dos cartones, con los que además le regalaremos una camiseta", le detalla.

A cambio de trocitos de cartón en los distintos expositores, el paladar de la mujer comienza a saborear el paté sin conservantes ni colorantes de Despensa la nuestra -de Villarrubia-, el queso puro de Los Balanchares -de Zuheros-, los quesos también de Marqués del Valle -de El Viso-, pan mojado con el aceite de Coto Bajo -de Guadalcázar-, un chupito de vino de la cooperativa La Unión o de pedro ximénez de Bodegas Robles -ambas de Montilla- y tapas de morcilla, chorizo y jamón ibérico de San Pancracio -de Hinojosa-. "A San Pancracio le está viniendo bastante bien lo de las degustaciones. Los jamones de bodega se los están quitando de las manos tan sólo a 40 euros y las paletas de ibérico a 45", relata José López. "Eso si que es vender agustito", subraya la mujer.