Campaña de eslogan y mercadillo

Puerto del Calatraveño

Los partidos se recorren la provincia para convencer al electorado en sedes de asociaciones o plazas de abastos, aunque en esta campaña prima más la mera presencia que los proyectos

Ángel Robles

15 de marzo 2015 - 01:00

MAÑANA en Los Pedroches y tarde en la Vega. Un martes con los empresarios de la Campiña y un miércoles entre asociaciones de la Subbética. Viven los partidos políticos días de estrés y locura. Los apretados resultados que ofrecen todas las encuestas políticas, sin una mayoría que gobierne en solitario la Junta de Andalucía a partir del próximo 22 de marzo, ha desatado las agendas de los candidatos, con jornadas maratonianas de visitas, entrevistas, encuentros con ciudadanos y colectivos y paseos electorales.

Queda claro, tras esta primera semana de campaña, que los líderes sienten predilección por la búsqueda del voto en los mercadillos, y que todo acto que se precie en cualquier municipio puede desembocar en alabanzas a tal o cual partido. Al ciudadano, ya saturado hasta el hartazgo de tanto folleto y eslogan -en el buzón de casa, por televisión, a la vuelta de la esquina o desde la misma ventana de casa- poco más le queda que asentir, echar la vista hacia otro lado o, acaso, dejarse llevar por una sonrisa cautivadora o una frase ingeniosa.

Porque, al fin y al cabo, lo que está quedando claro en esta campaña es que la pugna por conseguir el voto ha quedado reducida a una cuestión de presencia e imagen por encima de proyectos y de ideas. Los partidos se recorren los municipios con discursos trillados y muchas veces vacuos, repiten en mercadillos y en sedes de colectivos eslóganes que se convierten en mantras. Poco se dice de lo que falta aquí y allá, de esos proyectos concretos que faltan en uno y otro municipio y que son competencia de la Junta de Andalucía.

Nada se sabe, por ejemplo, del hospital prometido en Palma del Río y que los vecinos consideran ya un espejismo de tiempos pasados. Por no hablar del centro socionitario de Lucena, un proyecto estrella del municipio que requería indudablemente de la participación de la Administración autonómica y que en nada ha avanzado en estos últimos cuatro años. Hay otros muchos proyectos de inspiración grandilocuente diseñados hace años y que los partidos no se atreven a mencionar estos días, conocedores del peso que supone cargar en la mochila con un incumplimiento de tal calibre en la mochila. Está, por ejemplo, el Parque Agroalimentario de Aguilar de la Frontera, que arrastra acumulados retrasos, o la Autovía del Olivar, que se despliega intermitente entre Úbeda y Estepa para desesperación de los vecinos de tres provincias andaluzas, entre ellos los de Puente Genil, Lucena, Cabra o Doña Mencía.

Al tiempo que los líderes se abren perfiles de Facebook y cuentas de Twitter para interactuar personalmente con los ciudadanos, o se recorren los mercadillos de la provincia, se enredan con mensajes dirigidos a ellos mismos y se enzarzan en debates que ofrecen poco más que palabras huecas y manidas. Discutir en qué partido se ha enraizado más la corrupción o analizar qué formación es más andaluza puede estar bien para una charla informal, poco va a solucionar los problemas de los vecinos de Los Pedroches o el Guadajoz, dos comarcas, por citar estos ejemplos, donde sus vecinos y empresarios sufren problemas mucho más terrenales, como adquirir la vacuna de la lengua azul que salve su ganado o reunir las peonadas requeridas para acceder al subsidio agrario. Y esto no se soluciona a través de las redes sociales, con los carteles que cuelgan de las farolas o con la propaganda electoral que bombardea buzones y que acabará, seguro, en las papeleras.

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