Cuando Baco bajó del Olimpo para hacerse carne en la Plaza de San José
Más de 2.300 personas se dan cita en una nueva edición de la cata de vino
No pudo resistirse. El espíritu de Baco, el dios del vino, bajó anoche del Olimpo para hacerse carne en la histórica plaza de San José de Aguilar de la Frontera, donde se reunieron más de 2.300 espontáneos catadores de caldos de los viñedos de Montilla-Moriles. Los presentes pudieron degustar un Barón de Rivero de las Bodegas Málaga Virgen, finos de las cooperativas y bodega de Aguilar de la Frontera, un oloroso Musa de Bodegas Moreno, el tinto Los Omeyas de la Cooperativa La Unión de Montilla y el pedro ximénez (PX) Amanecer de la Cooperativa La Aurora de Montilla. Sorbo a sorbo, a la degustación le acompañó la banda sonora que pusieron al noble encuentro del elixir de Baco y el paladar de cada uno de los asistentes la voz flamenca del ambiguo Falete y la no menos flamenca niña con hechuras y timbre de casi mujer María Carrasco. Todo ello por tan sólo 25 euros por cabeza.
De esta manera, la plaza de planta octagonal, levantada hacia 1813 y todo un símbolo del patrimonio de la Campiña Sur, volvió a vivir una cita con unos caldos no menos históricos en una jornada adelantada en el calendario con respecto a otras ediciones para poder contar también con aquellos que dentro de poco partirán de vacaciones. Ya lo dijo el delegado provincial de Agricultura y vecino de Aguilar, Francisco Zurera, la cata es "una muestra para poner en valor la cultura del vino así como una oportunidad para acercar al pueblo y a la comarca los caldos de nuestra tierra, especialmente los amparados por Montilla-Moriles".
No faltó tampoco a la cita el recuerdo de Angelines [Ángeles Zurera Cañadillas], la aguilarense de la que nada se sabe desde el pasado 2 de marzo, día en el que salió de su casa dejándose atrás a sus seres queridos. Los meses pasan, pero ayer se volvió a demostrar que las esperanzas de volver a saber de ella son más fuertes que el traicionero olvido al que llega a castigar el discurrir de los días sin buenas noticias.
Vino y arte se dieron la mano durante toda la velada, pero especialmente en su prólogo con el pregón que realizó de la cata el cantaor flamenco Luis de Córdoba. El de Posadas, sobrado de registros, de pujanza melismática y de preparación musical, realizó una noble exaltación que no dejó indiferente a nadie y que demostró que el cante es a los caldos lo que la Campiña a los vinos de Montilla-Moriles.
También te puede interesar
Lo último