palma del río

El Ayuntamiento plantea adquirir tres hectáreas del alfar romano del Mohíno

  • El colectivo Saxoférreo, para la defensa del patrimonio, lamenta que los propietarios hayan instalado un sistema de regadío y hayan plantado árboles frutales en la parcela

Panorámica del yacimiento arqueológico, en el término municipal palmeño.

Panorámica del yacimiento arqueológico, en el término municipal palmeño. / el día

La asociación para la defensa del patrimonio cultural Saxoférreo ha expresado su "inquietud" por el futuro del yacimiento romano del Mohíno, donde a principios de este año se realizó una actividad arqueológica preventiva bajo la dirección del arqueólogo y doctorando en la Université Paul-Valéry de Montpellier (Francia), Iván González Tobar. Desde el colectivo patrimonial, sostienen que "la conservación de los restos arqueológicos no está tan asegurada como lo estaría si no se hubiera seguido actuando sobre ellos tras la excavación".

La intención del Ayuntamiento de Palma del Río, no obstante, es adquirir tres hectáreas de estas tierras bajo las que se encuentra el alfar. Con esta finalidad, el alcalde, José Antonio Ruiz Almenara (PSOE), ya ha mantenido dos reuniones con la propiedad de los terrenos y otro encuentro con las universidad de Sevilla y Córdoba "para ver si estaban interesados en llevar a cabo un proyecto interesante tanto andaluz como a nivel internacional y español". También ha acudido a la Consejería de Cultura "para hacer de intermediario con la propiedad", explicó a El Día el regidor palmeño.

De momento, los dueños de la parcela no quieren venderla porque han invertido en el lugar y se trata de una finca amplia y cuadrada, donde han sembrado naranjos. Por eso, el primer edil recordó que todavía "hay mucho que trabajar y esto no es fácil". En septiembre volverán a reunirse ambas partes: "Es una situación de dejarse querer", expuso.

Saxoférreo insiste en que "pasa el tiempo y seguimos sin saber" varios aspectos, como si este lugar "sigue contando con el interés del equipo de gobierno municipal". Incluso sus integrantes aseguraron desconocer si se han hecho los estudios necesarios para calcular la superficie aproximada que ocupa el yacimiento. "Es imprescindible saber cuál es la superficie que garantiza la correcta conservación, estudio y difusión de los valores del yacimiento", indicaron. Y denunciaron que "el propietario de la finca ha actuado como si no hubiera aparecido el alfar", ya que se tapó el yacimiento y "volvió a preparar el terreno para la siembra de frutales". Concretaron, en este sentido, que se ha instalado la infraestructura necesaria para el sistema de riego y se ha cercado el perímetro de la finca con un vallado. Por último, "se han sembrado todos los frutales que estaban previstos antes de la excavación", denunciaron. De hecho, apuntaron que ese incremento de costes "repercutirá en las negociaciones en el supuesto de que el Ayuntamiento siga interesado en su adquisición".

Ruiz Almenara, por su parte, aclaró que existía un compromiso entre el arqueólogo y los propietarios para volverlo a tapar una vez concluyesen los estudios, aunque también "se habían comprometido en no empezar a plantar hasta que no terminasen los trabajos", detalla. En relación a su conservación, defendió que "ahora mismo como mejor forma está es tapado" y avanzó que, en caso de adquirirse, habría que "vallar, cubrir e instalar una techumbre sobre el alfar".

Si el acuerdo fructifica, el yacimiento sería el centro de un proyecto amplio sobre los alfares romanos, adelantó Almenara. Sin olvidar que se pueda "disfrutar muchísimo" y servir para el "intercambio de universidades importantes". El alcalde dijo verse sorprendido por que Saxoférreo no le haya preguntado acerca de estas cuestiones que sí informó en Pleno tras las preguntas de dos formaciones políticas. Aunque avisó de que "estos asuntos hay que trabajarlos bien y sin perder la cabeza y con tranquilidad".

El yacimiento del Mohíno se extiende en una parcela de 14 hectáreas, entre el cortijo del Mohíno Bajo y el parque de la aldea. Se localizó en una prospección arqueológica superficial en 2016, que permitió diferenciar varias concentraciones de material arqueológico en la parcela, destacando la presencia de dos baterías de hornos en perfecto estado de conservación.

La función de estos hornos, como otros muchos que existen a lo largo del curso de los ríos Guadalquivir y Genil, era la de producción de recipientes, en este caso para el aceite de oliva que se cultivaba en las fincas cercanas a estos centros de producción. Las ánforas iban hasta Sevilla en barcas de bajo calado y allí se traspasaban a naves mayores que ya se dirigían al puerto de Roma. Estas ánforas eran de un solo uso, pues al desembarcar en Roma su contenido era trasvasado a otros tipos de recipientes. Las ánforas vacías y tiradas al basurero llegaron a formar una colina artificial, conocida como monte Testaccio.

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