Tribuna

Salvador Gutiérrez Solís

@gutisolis

El tiempo de la palabra

La palabra, más que necesaria en este tiempo de guerra, a diferencia de las balas, los misiles y las bombas nucleares, puede molestar, provocar o insultar, pero nunca mata

El tiempo de la palabra El tiempo de la palabra

El tiempo de la palabra

En la antesala del Día Internacional de la Mujer, el pasado 7 de marzo, la cineasta Laura Hojman estrenó su nueva obra: A las mujeres de España. María Lejárraga. Tras su delicioso Los días azules, con el que consiguió emocionarnos a tantos mostrándonos al Machado más humano e íntimo, la realizadora arroja luz en su última creación sobre la figura de la escritora y activista María Lejárraga. Gracias a la pericia tras la cámara de Hojman, y los testimonios de Rosa Montero, Vanessa Montfort, Manuela Carmena, Remedios Zafra o Juan Aguilera, y la interpretación de Cristina Domínguez, espléndida dando vida a la autora, conocemos mucho más de María Lejárraga. Una escritora invisible durante décadas -hay quien sigue negándole la visibilidad-, lo que conocemos como una "negra literaria", al servicio permanente de su marido, Gregorio Martínez Sierra, que durante décadas disfrutó de los reconocimientos, el éxito y la gloria que no le pertenecían. Aún podemos seguir leyendo, por ejemplo, que Martínez Sierra fue el alma de la revista Helio, donde firmaron poetas como Juan Ramón Jiménez, o que ganó el Premio Nacional de Dramaturgia, o que sus novelas contaron con el favor del público, o que fue un guionista de reconocido prestigio en los Estados Unidos, cuando todo eso es rotundamente falso. Gregorio Martínez Sierra fue la "marca", el vendedor, la imagen pública, de su esposa, María Lejárraga, que fue realmente la autora de todas las obras que aparecían con su nombre. Este hecho se puede constatar, tal y como recoge el documental de Laura Hojman, en la correspondencia que mantuvieron Lejárraga y Sierra, incluso cuando dejaron de ser pareja sentimental.

Cuando, pasados los años, ya en el destierro por sus ideas políticas (fue candidata a la circunscripción de Granada por el Partido Socialista), María Lejárraga decidió firmar sus escritos con su nombre y recuperar la autoría de los que todos creían que habían sido obra de su ya ex marido, se topó con el asombro e incluso el desprecio de buena parte del "estamento cultural", que no dio crédito y hasta se burló de semejante petición. No podían admitir, o mejor utilicemos el verbo tolerar, que una mujer fuera la responsable de semejantes éxitos, que tan buenas críticas habían cosechado a lo largo de los años. Aunque llamativa, por todo lo consiguió, María Lejárraga no es una excepción, la historia está escrita, construida y habitada por mujeres invisibilizadas -que no es lo mismo que invisibles-. Mujeres que han destacado en todos los ámbitos, de la ciencia a las artes, y que, como María Lejárraga padecieron el silencio y la ignorancia. Tuvieron que entregar su obra, su talento y esfuerzo a hombres que sí "merecían" los reconocimientos. En estos casos, más abundantes de los que imaginamos, hay quien recurre a la palabra "pacto" para explicar esta "renuncia" a su autoría: como no podían firmar sus obras, pactaban con sus maridos… No creo que sea la palabra adecuada, ya que los pactos sólo se entienden y consideran como tal cuando se establecen y acuerdan desde la plena igualdad, cuando ambas partes cuentan con plena capacidad para poder alcanzarlos. Como el de tantas mujeres, no fue el caso de María Lejárraga, que no tuvo elección.

Laura Hojman, en la presentación de su nueva película, A las mujeres de España. María Lejárraga, dijo algo que se me ha quedado grabado: tras el tiempo del silencio ha de llegar el tiempo de la palabra. La palabra como reposición, reparación, reconocimiento, luz y justicia. Porque la palabra, más que necesaria en este tiempo de guerra, a diferencia de las balas, los misiles y las bombas nucleares, puede molestar, provocar o insultar, pero nunca mata. En todo caso, justamente lo contrario, sana. Cura. Eso es lo que ha conseguido Laura Hojman con el documental dedicado a María Lejárraga, y que ha tenido la habilidad de estrenar en la semana que hemos celebrado el Día Internacional de la Mujer. Un tiempo de palabras para recuperar esa parte de la Historia ocultada e ignorada, esa mitad invisibilizada premeditadamente, nunca pactada, para poner voz y luz a un tiempo, demasiado largo, de silencio y oscuridad.

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