Pedro Vázquez Rojas

¿Podemos prevenir el alzhéimer?

La tribuna

8743543 2024-09-25
¿Podemos prevenir el alzhéimer?

25 de septiembre 2024 - 03:08

En España más de 800.000 personas sufren la enfermedad de Alzheimer; una enfermedad terrible, que destruye a la persona tal y como la conocíamos y que arrasa a las familias que la padecen. Una enfermedad muy compleja, donde interaccionan factores genéticos, ambientales e incluso sociales y para la que, a día de hoy no hay cura. Una auténtica emergencia social y sanitaria que requiere urgentemente de un esfuerzo integral por parte de las instituciones públicas y de toda la sociedad: más recursos para la investigación, más medios para el diagnóstico y abordaje, más ayudas para las familias y asociaciones, más servicios de atención domiciliaria, más plazas en centros especializados, etc.

Sin embargo, pese a todo (y aún con mucha prudencia) hay esperanza. Desde hace unos años varias líneas de investigación están avanzando, tanto en tratamientos farmacológicos para el abordaje de la enfermedad como en una línea especialmente prometedora: la prevención.

Desde el año 2015, distintos estudios científicos indican unos resultados impresionantes en lo que se ha llegado a denominar “el enigma de la enfermedad de Alzheimer” o “la paradoja de la demencia menguante”: sin que exista ningún tratamiento, la incidencia de la enfermedad de Alzheimer en los países avanzados está cayendo en picado. Concretamente la prevalencia de las demencias ha disminuido un 30% en mayores de 65 años, según una investigación realizada a más de 21.000 pacientes durante 15 años. Unos datos que han abierto las puertas a nuevas vías de investigación que van fortaleciendo una hipótesis cada vez más sólida: la incidencia del alzhéimer y de otras demencias ha disminuido en los países desarrollados gracias al aumento de los niveles de educación y la mejora de nuestros hábitos de vida.

Avanzando en esta línea, en agosto de 2024 la prestigiosa Comisión Lancet (una de las revistas científicas más relevantes del mundo) ha publicado el informe Prevención, intervención y atención de las demencias haciendo una revisión exhaustiva de las evidencias científicas disponibles. Un informe que nos aporta un dato fascinante y esperanzador: prácticamente el 50% de los casos de demencia podrían prevenirse o retrasarse si se abordan una serie factores de riesgo claramente identificados. Y proponiendo 13 recomendaciones que deberían ser adoptadas tanto por los gobiernos como individualmente para reducir estos factores de riesgo a cualquier edad: garantizar una educación de buena calidad en la infancia y fomentar actividades cognitivamente estimulantes a lo largo de la vida; hacer que las prótesis auditivas sean accesibles para las personas que lo necesiten; avanzar en la detección y tratamiento del colesterol elevado; prevenir y tratar la depresión de forma eficaz; promover el uso de protección para la cabeza en actividades de riesgo; fomentar el ejercicio físico a cualquier edad; reducir el consumo de tabaco; prevenir o reducir la hipertensión a partir de los 40 años; mantener un peso saludable y tratar la obesidad tan pronto como sea posible; reducir el consumo excesivo de alcohol; avanzar hacia la creación de comunidades amigables y solidarias con las personas mayores, con entornos y viviendas que reduzcan el aislamiento social y faciliten la participación en actividades y la convivencia con otros; hacer que el cribado y el tratamiento de la pérdida de la visión sean accesibles para todos y reducir la exposición a la contaminación del aire.

Además, no podemos olvidar un dato muy relevante: las demencias entienden de clase social. Está científicamente demostrado que las personas de entornos socioeconómicos más bajos tienen tres veces más riesgo de padecer demencia de aparición temprana.

Toda esta evidencia científica nos debe hacer avanzar hacia un cambio de paradigma: las demencias y la enfermedad de Alzheimer no son una desgracia inevitable ni un fenómeno irremisiblemente asociado a la edad frente a lo que no podamos hacer nada. Sino una enfermedad que, pese a su complejidad, en casi la mitad de los casos se puede prevenir o retrasar mediante la reducción de unos factores de riesgo claramente identificados ¿Podemos imaginarnos el impacto que tendría un fármaco o una vacuna que redujera al 50% los casos de alzhéimer? Y sobre todo un mensaje para los más mayores: no importa la edad, nunca es demasiado pronto, ni demasiado tarde para luchar contra el alzhéimer. El momento es ahora, está en nuestras manos como sociedad.

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