La tribuna

Cincuenta años en el corazón de Córdoba

Cincuenta años en el corazón de Córdoba

La Feria del Libro de Córdoba, que comienza el próximo viernes, 17 de octubre, cumple cincuenta años. Medio siglo. Cincuenta años de llevar libros y autores a la calle, en sus diferentes localizaciones. Cincuenta años de casetas y firmas, de ofrecer actividades a los más pequeños. Cincuenta años de historias, de papel y lomos, de conocimiento, también de entretenimiento. Cincuenta años, como evento cultural, no solo lo literario, más longevo de Córdoba. Y los cumple, los 50 me refiero, con la mejor salud y el mejor aspecto que le hemos conocido. No ha sido fácil, aunque muchos puedan creer lo contrario. Una Feria que comenzó con la llegada de la Democracia, que ha pasado por malos y buenos momentos, pero que siempre ha estado ahí, fiel al calendario.

Como la sociedad cordobesa y española, la Feria del Libro, la nuestra y cualquier otra, ha mutado al mismo tiempo que lo ha hecho la sociedad. No es la misma que en sus orígenes, pero sigue manteniendo la esencia de su nacimiento. Se trata, en definitiva, del contacto más directo entre los autores, los libros y los lectores, propiciado todo ello por los libreros. En realidad, eso sigue siendo así, con matices, en lo básico. Tal vez seamos nosotros los que más hemos cambiado.

Le he dedicado los últimos meses a preparar esta edición de la Feria del Libro de Córdoba. Ha sido un encargo aceptado con toda la ilusión y responsabilidad. Alguien me dijo una vez que a los cocineros cordobeses el salmorejo que preparan se lo miran con lupa (los propios cordobeses). Me quedé impactado con esa imagen, con esa idea. En nuestra ciudad, tan acogedora con el de fuera, el dicho del profeta y la tierra se cumple a fuego. Lo sabemos, es así. Y sin embargo eso no me invitó a declinar el ofrecimiento.

No se trata de ser profeta tampoco, sino el de ofrecer un buen y responsable trabajo. Y eso ya lo hemos hecho. Pablo, Patricia, Paula, Ana, Samu, junto a José Luis Duval, presidente de Aplico (y toda la asociación), hemos conformado un magnífico equipo. Nos lo hemos currado, como se suele decir, y ahora toca poner en escena y disfrutar todo lo programado. En realidad, ha sido apasionante encajar las piezas de este sudoku, más complicado de lo que debiera, por las apreturas económicas. Desarrollar un proyecto cultural sin el presupuesto necesario es muy complicado, pero lo hemos logrado. A pesar de los pesares. Nadie dijo que fuera fácil, claro que no, y toda buena novela debe tener su conflicto, su embrollo, su intriga, para que luego el final retumbe con fuerza.

Me sentiría muy feliz si todos los lectores, todos los tipos de lectores, contaran con una actividad, al menos, que ha sido de su interés. Porque ese ha sido nuestro gran objetivo, una feria para todos los posibles lectores y lectoras cordobesas. Ojalá lo hayamos logrado. Córdoba se lo merece, y esta Feria del Libro que cumple cincuenta años, también. No se le notan los años, la noto joven, sedienta de tiempo, sin importarle los cambios, dispuesta a mutar. Adaptarse, para que las velas sigan creciendo en la tarta.

El viernes próximo comienza, los libreros ya preparan las cajas que habrán de colocar en sus casetas. Le animo a que mire la programación y piense en ese libro, en ese momento, que le puede interesar. Y disfrute de ello. Las ferias del libro, como cualquier otro evento cultural, no son más que el reflejo de la sociedad que las cobija. Hagamos que nuestra Feria del Libro sea de todos, como una parte natural más de lo que somos, otros cincuenta años y los que hagan falta. Muy cerca del corazón.

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