Tribuna

Fernando castillo

Escritor

Linka Babecka, la otra chica de 'nada'

Sorprendente desde su aparición hace ahora setenta y cinco años, Nada, la gran novela de Carmen Laforet que por su profundidad, madurez y rasgos entre neorrealistas y existenciales lleva a pensar más en Saint-Germain que en la calle Aribau, siempre parece contener alguna sorpresa. La primera, su autora; una jovencísima y desconocida escritora que gana inesperadamente el primer Nadal, el de 1944, imponiéndose a finalistas como César González Ruano, quien parece reaccionó con frase distinta según los testimonios, pero siempre rotunda. Una escritora novel en un mundo de hombres, que anunciaba la llegada de la generación femenina de postguerra -la de las Matute, Martin Gaite, Medio, Quiroga, Alós…- con una obra sorprendente por su novedad y por las características de su autora. A este "enigma Nada-Laforet", ya muy despejado por varios estudios como el excelente de Anna Caballé e Israel Rolón, se le puede añadir, si se quiere, el de uno de los destinatarios de la dedicatoria de la novela, Linka Babecka, o, de acuerdo con los documentos, Karolina Babecka Pons, nacida en Varsovia en 1922 de padre polaco y diplomático y madre barcelonesa.

Se trata de un personaje casi desconocido que tiene todo para ser atractivo y novelesco -cultura, belleza, elegancia, desenvolvimiento cosmopolita…- y en cuya vida no falta nada, desde la actividad política al anonimato en el que, fuera de los círculos del exilio anticomunista polaco, vivió gran parte de su vida aunque por su boutique desfilara el todo Madrid de la época para comprar sus vestidos, como habían hecho antes con Sonia Delaunay, a la que Cansinos Assens llamó Sofiska Modernuska. Y, por si esto fuera poco, parece que inspiró a Ena, uno de los personajes de Nada, la novela que escribió Carmen Laforet, su íntima amiga de la Universidad, donde la describe con "cabello rubio, con la mirada verdosa, cargada de brillo y de ironías que tenían sus grandes ojos". Linka Babecka llegó a Barcelona en 1939 con su familia, procedente de la invadida Polonia, en ese annus horribilis en el que el incendio europeo pasó de España al mundo. Desde su llegada se dedicó a trabajar en favor del gobierno polaco en el exilio londinense y de sus refugiados, integrada en una red de agentes anglo-polaca. Una actividad que, en la germanófila, España le llevó a ser detenida a instancias de Alemania, y que continuó después de 1945 contra el gobierno comunista desde la radio y la revista Polonia, que contribuyó a fundar, convirtiéndose en una figura del exilio polaco. Instalada en Madrid desde 1942, su abandono de Barcelona, obligado por su paso por la cárcel a causa de sus actividades en favor de los refugiados, fue también el de Carmen Laforet, quien llegó a la capital ese mismo año siguiendo a su amiga y a su familia, que había hecho suya.

Casada con el pintor Pedro Borrell -el otro de los dedicatarios de Nada- y viuda al poco tiempo, Linka Babecka mantuvo durante toda su vida la misma fidelidad a la Polonia desaparecida en 1939 y a su amiga Carmen, a quien sirvió de apoyo en los momentos más difíciles, y hubo varios, de su vida, y a quien presentó al que sería su marido, el crítico y periodista Manuel Cerezales. Durante los años de la Guerra Fría, el régimen comunista de Varsovia se refería a ella con el expresivo y un tanto folletinesco apodo de "La serpiente de Madrid", lo que da idea de la intensidad y del eco de sus emisiones radiofónicas. Sin embargo, la distensión entre los dos bloques le permitió volver a Polonia en 1969, acompañada precisamente de Carmen Laforet. Murió en Madrid en 2009, cinco años después que su amiga Carmen, ésta sumida en la enfermedad del olvido desde hacía algún tiempo. Por el contrario, Linka mantuvo hasta el final esa actividad y ese magnetismo que le hicieron ser personaje de una novela tan extraña como extraordinaria.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios