Tribuna

Juan Carlos Andreo Tudela, Ignacio Coloma Rocha y María Rivas Daza

Universidad Pablo de Olavide

Kellys y reactivación económica

Kellys y reactivación económica Kellys y reactivación económica

Kellys y reactivación económica / rOSELL

Es conocido que los niveles de desigualdad en España son de los más altos de la Unión Europea. También está contrastado que se ha ido reduciendo en los últimos años -del 0,341 en 2017 a 0,321 en 2020, según el coeficiente de Gini-, si bien se ha producido un incremento pronunciado como consecuencia del Covid, incidiendo especialmente en los colectivos con mayor precariedad laboral. Es el caso de las camareras de piso, las denominadas kellys.

La destrucción de empleo que ha implicado la pandemia ha llevado consigo un aumento de la desigualdad. Afortunadamente, los sistemas de protección social han amortiguado gran parte de sus efectos. La cuestión es que estas políticas coyunturales deben de ir acompañadas de una mejora de los mecanismos de protección estables que proporciona el Estado del Bienestar y también de un incremento en los niveles de eficiencia de las políticas públicas, que deberían inducir en última instancia en la reducción de la desigualdad en nuestro país.

Normalmente no es habitual que trasciendan en la agenda pública los colectivos más precarios y por ello el caso de las kellys es singular. La repercusión pública de estas trabajadoras -entre el 95% y el 98% de las personas trabajadoras de la limpieza en los hoteles son mujeres- es muy notoria. La forma sobre cómo se ha visibilizado como colectivo y conocido también sus reivindicaciones es un ejemplo de presencia simultánea en medios de comunicación clásicos y en redes sociales, llegando su presencia incluso al Parlamento Europeo y la Moncloa.

Aunque no es la única organización que representa a este colectivo, la Asociación Las Kellys, constituida en 2016, sí es la que más impacto mediático ha alcanzado, acompañado de un importante desarrollo orgánico, con delegaciones en Barcelona, Benidorm, Cádiz, Fuerteventura, La Rioja, Lanzarote, Madrid y Mallorca. Además, disponen de diferentes perfiles y usan buena parte de las redes más habituales: disponen de una página de Facebook (laskellys.org), un blog (laskelly.wordpress.com) y un perfil de Twitter (@las_kellys), en muchos casos con perfiles distintos adaptados a los territorios donde se han organizado.

Una de las iniciativas de las kellys consiste en la creación de una central de reservas de hoteles propia con establecimientos que cumplan con un sello de trabajo justo, a través de la cual los clientes puedan conocer los hoteles que respetan sus derechos y cumplen con las condiciones óptimas para un trabajo decente. Esta nueva y ambiciosa herramienta ha provocado una valoración negativa por parte de los sindicatos, quienes desde hace dos años están promoviendo un proyecto similar.

Un ejemplo más local de asociacionismo y también de la trascendencia mediática digital del movimiento de las kellys es la Asociación Kelly Unión Sevilla (AKUS), dirigida a promover los derechos de todos los colectivos altamente feminizados que concurren en precariedad laboral y discriminación por género, y de la hostelería en su conjunto. Están presentes en varias redes sociales como Facebook (Kellys Unión Sevilla AKUS), Twitter (@Kellysunionsev1) y Linkedin (Kellys Unión Sevilla (Asociación de camareras de piso). Actualmente, más de 600 trabajadoras utilizan estas plataformas para poner en común sus reivindicaciones y comunicar la actualidad sobre sus condiciones laborales.

Pero la repercusión pública no es únicamente uno de los efectos de las redes sociales, sino que éstas han contribuido a conformar una identidad virtual propia, que se retroalimenta y termina por tener mayor impacto externo en la sociedad española. El empoderamiento de estas trabajadoras ha llegado al punto de haber promovido la denominada "rebelión de las kellys", un movimiento plural articulado, según el investigador Ernest Cañada, en torno a secciones sindicales, la asociación las Kellys y las diferentes asociaciones que configuran las kellys Confederadas.

Y es que el origen de la "rebelión de las kellys" no es otro que el sentimiento de desprotección respecto a empresas e instituciones. La organización de las kellys en asociaciones surge de la necesidad de un apoyo mutuo entre compañeras desconocidas y en la necesidad de acortar la distancia entre trabajadoras con una experiencia laboral muy similar. Como apunta Acción contra el Hambre, las mujeres son uno de los colectivos más castigados por la pandemia. Sectores como el de la limpieza, la hostelería, el comercio o los cuidados están extremadamente feminizados, con un mayor nivel de exposición al virus y con la imposibilidad de aplicar medidas de teletrabajo. Es significativo el dato de que el 59% del total de los ERTE han afectado a mujeres.

La reactivación económica que ya empieza a evidenciarse en términos de empleo, incluido en el sector hotelero, debería plantear una seria reflexión sobre el modelo turístico español, en términos de sostenibilidad, pero también en las necesarias implicaciones de mejorar de las condiciones laborales de las ocupaciones con mayor nivel de precariedad y, consecuentemente, coadyuvar a la perentoria reducción de la dualidad del mercado de trabajo y la disminución de la desigualdad social y económica.

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