La tribuna
Salvador Gutiérrez Solís
Sin miedo a lo nuevo
La tribuna
He escuchado decir en algunos programas de medios de comunicación que el actual modelo de financiación autonómica no lo quiso nadie. La memoria es frágil, pero Internet sigue ahí para refrescarla con un par de búsquedas que no llevan más de un minuto. Si lo hicieran, recordarían que la vigente en estos momentos fue aprobada en el Consejo de Política Fiscal y Financiera por Asturias, Aragón, Extremadura, Castilla-La Mancha, Andalucía, Baleares, Canarias, Cantabria, Ceuta y Cataluña. El resto de regiones se abstuvieron. Nadie estuvo en contra y, a la salida de la reunión, la prensa de aquel día se hacía eco de las declaraciones de los responsables de Hacienda de Cataluña y de Andalucía. El conseller de Economía, Antoni Castells, defendió en su intervención en el CPFF que el nuevo sistema no sólo es bueno para Cataluña, sino que también lo es para el conjunto de España. Castells celebró que “por fin se haya podido llegar a este momento”, tras un “largo” y “difícil” proceso de negociaciones, y valoró el acuerdo porque con él se cumple estrictamente el Estatuto de Cataluña y por el hecho de que se produzca un cambio de modelo y no un mero retoque de sistemas anteriores. El nuevo modelo “colma las expectativas” de Andalucía, según la consejera Carmen Martínez Aguayo, que destacó que el nuevo modelo es “plenamente coherente”. “Nos da una importante cantidad de recursos”.
O por ingenuidad o por avaricia, los gobiernos autónomos cayeron en la trampa aceptando que la financiación de las Comunidades Autónomas por parte del Estado se nutriera de un porcentaje de los impuestos estatales, IRPF e IVA y de los impuestos especiales. Era una manera de beneficiar las cajas autonómicas con el ciclo económico alto, pero se convertía en una ruina cuando el ciclo iba a la baja. En consecuencia, la crisis económica y financiera provocó una disminución de los ingresos autonómicos que en el 50% dependían del IRPF y del IVA.
Si se emplea un minuto más en la búsqueda por Internet, se podrá comprobar que todos los modelos de financiación autonómica se cambiaron a propuestas de Cataluña, y cada vez que se aprobaba uno nuevo, la prensa destacaba la gran capacidad negociadora de la Generalitat de Cataluña, porque siempre salía ganando. En el vigente, también, y ahí están las declaraciones del conseller de Economía para corroborar lo que digo. Por tanto, la deuda que en estos momentos mantiene la Generalitat con el Fondo de Liquidez Autonómica no debe ser la consecuencia de una deficiente financiación autonómica (¿De qué se quejan? ¿No sabían lo que aprobaban en 2009? ¿Siempre se dejan engañar?) sino del derroche y mala administración de los recursos públicos.
Y ahora, como siempre hizo el nacionalismo catalán, el llanto y la limosna al Gobierno del Estado, que tanto aborrecen. Que se les condone la deuda de algo más de 70.000 millones de euros (nueve veces más que el presupuesto de Extremadura para el año en curso) que mantienen con el Gobierno a través del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA).
Es cierto que el Estado puede tener la capacidad de condonar la deuda que se mantiene con él. Condonar significa que, en el caso que nos ocupa, el Estado renuncie a cobrar total o parcialmente una deuda. Pero la condonación no es una decisión arbitraria del Gobierno. Los peticionarios tienen la obligación de demostrar que ha existido alguna circunstancia ajena a su voluntad que les ha impedido atender sus obligaciones fiscales. En este caso, la imposibilidad de hacer frente a la deuda que mantiene Cataluña con el FLA. El Estado deberá analizar la propuesta y evaluarla. Solo en casos excepcionales ya sea porque la naturaleza ha jugado una mala pasada, como ocurrió en La Palma con la activación del volcán, o por emergencias sanitarias, estaría justificada la condonación de la deuda. Solo la pandemia provocada por el Covid-19 podría acudir en ayuda de la Generalitat. En ese caso, el Estado valorará que la deuda de más de 70.000 millones de euros no se produjo solo entre 2019 y 2022, por lo que caso de condonar debería hacerlo por la cantidad que generó la emergencia sanitaria. Teniendo en cuenta que la pandemia no afectó solo a Cataluña, si se condona algo debería extenderse al resto de Comunidades Autónomas, cosa que no satisface las exigencias separatistas. Oyendo su llanto habrá que concluir que la rica Extremadura y la opulenta Andalucía tendrán la obligación de ayudar económicamente a la pobre Cataluña. Ver para creer.
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