Tribuna

María Jesús Serrano

Senadora por Córdoba y militante del PSOE-A

Feminismo de salón

Feminismo de salón Feminismo de salón

Feminismo de salón

Empecemos este artículo por el final: aquí hay mucho amigo del feminismo de salón. Esta reflexión nace de la entrevista que hace unos días me hizo la universitaria Diana Padillo. Me pedía mi opinión sobre el binomio mujer y política. Varias preguntas me desarmaron: ¿sentía yo si a las mujeres políticas se nos toma menos en serio que a los hombres? Y, ¿por qué aún no ha habido una candidata para la presidencia del Gobierno de España?

Las respuestas para aquellas cuestiones me exigieron recordar situaciones, experiencias vividas en mi propia piel que, intuyo, no deben ser muy diferentes a las de otras compañeras. Sé que a estas alturas de la humanidad, todavía hay quien exige una disculpa a la mujer por tener la osadía de interesarse por la política. Son fácil de detectar: primero, se dejan ver tras manifiestos y resoluciones feministas, para después practicar el (micro) machismo más rancio. Y sí, hablo de partidos de izquierda, el mío -el PSOE- sin ir más lejos, le pese a quien le pese. Es duro reconocerlo, claro. Debemos asumirlo para cambiar la realidad. ¿O no?

Estamos inmersos en un proceso de primarias para la candidatura a la Junta de Andalucía que no tocaba ahora, puesto que aún no están convocadas ni las elecciones autonómicas y además se había acordado, por unanimidad, el calendario orgánico en el último Comité Federal. Responde a la lógica: antes se eligen a los equipos para dirigir las diferentes federaciones del partido y más tarde, cuando toque, se vota al candidato o candidata.

Pero alguien se instaló en la ilógica. Y con ruido interno y mediático nos han traído hasta estas primarias en Andalucía. Pues bienvenido sea el proceso, al menos permitan que se presente quien quiera, con libertad y respetando el más elemental compromiso de igualdad entre quienes son compañeros de partido. Que si Susana Díaz no debía ser candidata, que si tenía que haber aceptado algunos de los cargos que le estaban ofreciendo… Me pregunto si estas afirmaciones se las regalarían a un hombre.

Decía antes que, con la entrevista, me zambullí en recuerdos. En las elecciones municipales de 2011, ocupaba el número dos en la lista del PSOE de Baena. Perdimos la mayoría y desde otros partidos se nos exigía la dimisión del número uno o nos apartarían de la Alcaldía. Un chantaje en toda regla, al que le siguió otro hacia mí: algunos de mis compañeros intentaron que renunciara yo también y que argumentara que no me sentía capaz, que no estaba preparada.

Una situación indignante, tremendamente triste por darse en el partido que se daba. No lo consentí, a pesar de recibir muchas presiones, ni era una mujer florero ni estaba dispuesta a parecer una rubia tonta. Y fui alcaldesa, el mayor honor que se puede tener en política, y el Ayuntamiento salió adelante en los peores momentos de la crisis económica del ladrillo y con una situación financiera muy compleja, por no hablar de la crispación política, que conseguí rebajar con diálogo, tolerancia y consenso. Hoy puedo pasear por mi pueblo con la cabeza muy alta.

Y me alegra que Susana haya sido valiente, porque no hay ni una sola razón para decir que no tiene derecho a presentarse, pues no perdió las elecciones. Tiene talento, carisma, valentía y fortaleza para enfrentarse a la derecha. Ha aprendido mucho en este tiempo de oposición, donde lleva trabajando como una jabata para poner de relieve toda la nefasta gestión del gobierno de las tres derechas.

No ha descansado ni un momento con más de 25.000 iniciativas en el Parlamento andaluz por parte del grupo socialista. Ha seguido pisando el territorio, escuchando a colectivos y durante la pandemia, estando de baja maternal, no ha parado de hacer reuniones telemáticas, muchas de ellas con alcaldes y alcaldesas. Quien diga que no ha estado pendiente del municipalismo, sinceramente miente.

Hagamos de estas primarias un proceso limpio, con transparencia y honestidad. Respetemos las normas que nos damos, votemos en libertad y dejemos que sean los militantes de un PSOE andaluz libre de injerencias quienes decidan el mejor candidato o candidata para la presidencia a la Junta.

Es hora de que las mujeres socialistas mostremos un compromiso fuerte con la igualdad real y efectiva, dentro de partido y fuera del partido. No devaluemos a ninguna candidata por el simple hecho de ser mujer, no secundemos ese feminismo de salón al que, desde siempre muchas compañeras, entre ellas la propia Susana Díaz, hemos combatido. Por coherencia, como mujer, mi voto en estas primarias será para su proyecto claro y autónomo.

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