Manuel Gracia Navarro

España, entre la realidad y el deseo

La tribuna

España, entre la realidad y el deseo
España, entre la realidad y el deseo

23 de agosto 2023 - 00:15

Espero que Luis Cernuda me perdone por utilizar sus palabras para abordar en estas líneas una materia que, aparentemente, tiene muy poco que ver con su poesía. Aparentemente tan sólo, porque en el fondo también se trata de su poesía, o al menos de aquello que está detrás y dentro de la persona que él era y de la España que él encarnaba.

Hace 45 años, quienes tuvimos la fortuna de formar parte de las Cortes Generales, debatimos, negociamos, acordamos y elaboramos una Constitución que nos ha brindado un marco dentro del cual hemos conocido el más prolongado periodo de nuestra reciente historia de progreso, libertad y convivencia en paz. No fue nada fácil llegar a aquel consenso a veces denostado, pero fue así porque supimos encontrar el mínimo común denominador para hacer frente a los contenciosos que habían dividido a España en nuestro pasado durante siglos.

Entre esos temas que habían sido causa de la división a veces fratricida de España estaban, sin duda, la cuestión religiosa y la educación, íntimamente ligada decenios atrás a ella, la forma de Estado entre monarquía o república y el encaje en un Estado común de las nacionalidades de larga tradición cultural, lingüística e identidad propia como Cataluña, Euskadi y Galicia. Todos ellos no eran –no son todavía hoy– sino el fruto de nuestra propia historia, del devenir que nos ha hecho ser quienes somos.

Hay uno de esos asuntos que no podemos menospreciar, y es la permanente dialéctica entre una concepción de la vida basada en el respeto a “los otros”, a quienes piensan y viven de manera diferente, frente a quienes pretenden imponer una concepción única y monolítica de la vida a todo el mundo, quienes organizan la vida en común de acuerdo con sus propios intereses sin respetar los de quienes no se acomodan a “su” particular forma de vivir. Era la confrontación entre aquellas dos Españas de la que tanto y tan amargamente hablaba Antonio Machado.

Pienso que nuestra situación actual, la que ponen de manifiesto los resultados de las elecciones generales desde hace casi una década, tiene mucho que ver con esa realidad. En efecto, la sociedad española de hoy es mayoritariamente respetuosa con la pluralidad política, partidaria de una España unida tanto como respetuosa de su diversidad territorial, defensora de la igualdad de trato a todas las personas sin menoscabo de su derecho a elegir libremente su forma de vida, y comprometida, en fin, con la libertad de expresión y el derecho a la información veraz. La España real quiere seguir siendo un espacio de convivencia y de respeto, de avanzar en los derechos de la ciudadanía y en las políticas públicas como instrumento de igualdad de oportunidades, un lugar habitable para la diversidad que contiene, sin merma de la igualdad entre todas las personas vivan donde vivan.

Se inicia una nueva legislatura, y quienes tienen la oportunidad de representarnos desde ahora harían bien en mirar y escuchar lo que esa España real anhela, en ofrecerle propuestas solventes para dar respuesta a sus problemas reales. Es lo que pretenden quienes buscan un acuerdo amplio que se haga cargo de esa realidad social, cultural y territorial tan diversa. Hay otros que se empeñan en el mantenimiento de la visión uniformista de España fruto de la nostalgia y de la imposición mediante la mentira, la falsedad y la manipulación: se equivocan, ese tiempo y esas formas ya pasaron.

Se equivoca Moreno Bonilla al decir que “Pedro Sánchez pretende retorcer las normas de la democracia” al intentar ser elegido de nuevo Presidente del Gobierno a pesar de no haber ganado las elecciones, siendo Moreno mismo ejemplo de lo que descalifica cuando fue elegido Presidente de la Junta habiendo perdido las elecciones de 2018, como se equivoca Bendodo al afirmar, tras el ofrecimiento de los escaños de Vox a Feijóo, que “han cambiado las reglas de juego”, o al calificar la candidatura de Nadia Calviño a la Presidencia del BEI como “una gran mentira... una anomalía democrática”, en una alocada bacanal de ocurrencias disparatadas y grandilocuentes que no engañan a nadie. Bochornoso, y mucho más grave que una equivocación, es el más reciente ejemplo de insultos y descalificación de un tal señor Soto a Pedro Sánchez y a los millones que le votamos, como bochornoso es que haya recibido de la Junta de Andalucía casi 300 mil euros para financiarle un “chiringuito” de esos que la derecha prometió eliminar.

Se equivocan, porque la España que ellos desean, en la que vale todo desde el insulto y la descalificación sistemática hasta el cinismo más absoluto sobre sus propios actos, esa España no es la real. Se equivocan porque deberían empezar por reconocer que su error permanente ha sido y sigue siendo pretender imponer a toda la sociedad una visión torcida, pequeña y uniforme de la España que ya no es. Entre la realidad y el deseo han elegido el deseo, pero la realidad les vuelve la espalda. Por eso han perdido, aunque hayan ganado.

stats