Jesús Maeztu Gregorio De Tejada

Cuento, utopía y realidad

La tribuna

Conservo la profunda convicción de la capacidad transformadora de la utopía. Es la que nos permite soñar, porque más tarde o temprano acabará por ser realidad

Cuento, utopía y realidad
Cuento, utopía y realidad / Rosell

27 de junio 2023 - 00:15

Leo en Diario de Sevilla la inesperada noticia del galardón del Premio Nacional de Fomento a la Lectura otorgado por el Ministerio de Cultura y Deporte de España al Colegio de Educación Infantil y Primaria Andalucía de la Barriada Martínez Montañés de Sevilla, en las mal llamadas y estigmatizadas Tres Mil Viviendas.

Confieso, de entrada, el orgullo y la satisfacción que supone esta distinción porque, en mi etapa de Comisionado del Polígono Sur (2003-2013), este era el santo y seña –junto a otras líneas estratégicas imprescindibles– de la regeneración y normalización de esta zona tan olvidada y desfavorecida. Todos los estudios y análisis coincidían en coordinar los esfuerzos y recursos disponibles en tres líneas estratégicas.

La primera, el desarrollo del Plan Integral que elaboramos con todas las asociaciones y movimiento vecinal de los seis barrios que componen el Polígono Sur, a partir del bienio 2004-2005, con la firme voluntad de los responsables políticos de las tres administraciones públicas: la Estatal, la Autonómica y la Local. Es de lamentar que la crisis económica de 2008 frenara los avances ya logrados entonces del desarrollo del Plan Integral.

La segunda, la rehabilitación y construcción de las viviendas públicas, junto con el trabajo y las medidas sociales necesarias, para luchar contra los guettos cronificados y las familias desestructuradas. Un modelo de vivienda pública de acceso público ordenado, estable y con el compromiso y la participación responsable de las familias residentes, que no se pudo completar y fue retrocediendo tras la crisis económica.

Y la tercera, un Plan Especial de Educación que logramos aprobar en el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, que supuso un cambio profundo en materia de Educación como herramienta privilegiada para esta zona, imprescindible para la transformación del Polígono Sur.

Obviamente, me ceñiré a esta última línea estratégica. Recuerdo que, a partir de la aprobación de este plan, acuñamos un mensaje que se propagó por los seis barrios: “La escuela es mi barrio, mi barrio es la escuela”.

Recuerdo la tenacidad y el esfuerzo de conseguir, al menos, 5 alumnos/as para mantener el ciclo de Bachillerato en los tres centros de Secundaria, y un nuevo Plan de lucha contra el Absentismo que llegaba, entonces, al 30-40% y se logró bajar, en poco tiempo, al 14% con el apoyo de la calificación, para todos ellos, del Plan Concertado de Compensatoria. Y recuerdo el trabajo y esfuerzo de todos los agentes implicados, desde las mujeres del grupo de Educación del Polígono, los equipos de maestros y maestras, el apoyo de la Consejería de Educación...

Entre todas estas y otras muchas medidas, quisiera, por justicia, destacar la política educativa del Colegio de Infantil y Primaria del Andalucía.

Se me vienen a la memoria dos directores pioneros, héroes esforzados y esperanzados contra toda desesperanza y creyentes en la capacidad de transformación del ser humano. Eduardo y Ángela –el primero, ya jubilado, y la segunda, la actual directora, Ángela Molina– quienes propiciaron un cambio radical en la educación, con medidas, a veces distintas y novedosas, de las que están recogiendo sus frutos.

Los niños y niñas juegan y disfrutan con los cuentos, con las historias y aventuras con las que se identifican en su nuevo parque infantil, la biblioteca del colegio, merecedora de la distinción. Han dado un paso más en el lema: ahora podría ser “Mi barrio es la Biblioteca”.

Conservo la profunda convicción de la capacidad transformadora de la utopía. Es la que nos permite soñar, porque más tarde o temprano acabará por ser realidad. Recuerdo a propósito, en esos años, lo que me dijo una niña de 14 años, en su ventana cuando le pregunté por qué no jugaba con sus amigas en un fin de semana, y me respondió: “Es que tengo que arreglar la casa y hacer la comida porque me acabo de casar. Ya no tengo sueños, pero lo único que quiero es que los niños que sí los tengan, los puedan conseguir”.

Hoy en el Polígono Sur de Sevilla los niños juegan, disfrutan, leen cuentos… porque lo que se sueña, la utopía, acabará siendo realidad, más o menos pronto. Ellos pueden soñar y ya empiezan, a su vez, a ver una nueva realidad.

Este premio celebra, también, además, la enorme capacidad transformadora de la gente humilde y sencilla de estos barrios, a poco que cuenten con el acompañamiento y la creencia en sus posibilidades. Hermosa noticia.

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