El nuevo liderazgo del PP

El cambio que debe operarse en la vida política española no depende sólo de Feijóo. La principal responsabilidad es del Gobierno

Las primeras declaraciones de Alberto Núñez Feijóo, tras anunciar su candidatura a presidir el PP, en las que apostaba por el sentido de Estado por encima de otras actitudes de fácil aplauso, demuestran el giro de timón que desea imprimir a su formación para distanciarse de su predecesor, Pablo Casado. "No vengo a insultar a Pedro Sánchez, sino a ganarle", sentenció como presentación. Toda una declaración de intenciones del tipo de liderazgo que se puede esperar del dirigente gallego. Es pronto para vaticinar si este estilo personal, en el que se defiende por interés general la posibilidad de alcanzar grandes pactos con el principal adversario, podrá traducirse en hechos. El congreso que se celebrará en Sevilla los próximos 1 y 2 de abril pondrá en marcha el reloj de su presidencia. En un escenario como el actual, con una Europa amenazada tras la invasión de Ucrania y con una economía que todavía padece los efectos del Covid, los acuerdos entre PSOE y PP se antojan más necesarios que nunca. Será difícil cambiar la dinámica de estos últimos años. La polarización se ha impuesto como identidad de la vida política española. Se les ha dado aliento a las formaciones más extremistas para que adquieran un protagonismo indeseado. Por temor a distanciarse y perder votos o como fórmula para conservar el poder. Por eso, el cambio que se debiera operar no depende sólo de la moderación que impulse Núñez Feijóo. La principal responsabilidad corresponde al Gobierno de Pedro Sánchez, que hasta ahora ha buscado más el efectismo y despreciado los apoyos de la oposición. Primero fue una pandemia, y no fue posible. Ahora una guerra. ¿Qué más debe suceder para que en España, si no el sentido de Estado, se imponga al menos el sentido común en la política para afrontar estas amenazas?

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