Una epidemia llamada ruido

Es importante que los ayuntamientos estén muy concienciados de la importancia de garantizar el bienestar acústico de los ciudadanos

El desarrollo de la ciudad moderna ha ido estrechamente unido a la contaminación acústica. La actividad fabril, el tráfico, la acumulación de personas en determinadas zonas, las grandes obras, el desarrollo de la ampliación electrónica del sonido, el ocio nocturno, etcétera (todos fenómenos muy vinculados a las ciudades) han generado unos excesos de ruido que, según todos los especialistas en salud, son gravemente perjudiciales para las personas. La contaminación acústica, una auténtica epidemia contemporánea, provoca molestias e impide la concentración, el descanso y el sueño, lo que genera estrés crónico tanto en los niños como en los adultos, con la consiguiente pérdida de rendimiento escolar en los primeros y de productividad laboral en los segundos. Según la Organización Mundial de la Salud, el 22% de la población europea tiene problemas de salud por el exceso de ruido, y la Agencia Europea de Medio Ambiente avisa que el 65% de la población se expone habitualmente a niveles superiores a los 55 decibelios. Por eso, es de suma importancia que las administraciones -especialmente, los ayuntamientos- estén muy concienciadas de la importancia de garantizar el bienestar acústico de los ciudadanos. Sería injusto no destacar los avances realizados en los últimos tiempos gracias, fundamentalmente, al desarrollo de una normativa que persigue y sanciona estos excesos, especialmente el del ocio nocturno (aunque también diurno). Pero se echa en falta una mayor aplicación de dicha normativa. Se trata, sobre todo, de dotar a las policías locales de más medios para perseguir estos excesos. Hoy por hoy, muchas ciudades andaluzas siguen siendo demasiado ruidosas en horas que las personas están descansando. El silencio completo es imposible en una urbe actual, pero hay que marcarse como meta lograr que nuestras ciudades tengan una calidad acústica suficiente para que los ciudadanos puedan reposar en sus hogares.

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