La campaña electoral que interesa

Los partidos deben explicar cuál es su proyecto de Andalucía a medio plazo, más allá de los pactos, que son futuribles

Los primeros movimientos de la campaña electoral andaluza son, claramente, decepcionantes. Es de esperar que, una vez que los partidos hayan cerrado sus listas, la campaña se centre en Andalucía, en sus retos económicos en unos tiempos inciertos, en sus servicios públicos y en su relación con el resto de España y del mundo. Porque hasta ahora de lo que han hablado los candidatos es de los posibles pactos. Sólo de eso, de alianzas que son futuribles porque sólo la aritmética parlamentaria es decisiva. Sabemos que si el PP de Juanma Moreno no alcanza una mayoría suficiente, se verá obligado a coaligarse con Vox, de no ser que el PSOE salve esta situación. Y que los socialistas, en caso de poder gobernar, tendrían que pactar con los mismos grupos de la izquierda que están en el Gobierno de la nación. La desconfianza que estos pequeños partidos muestran entre ellos se proyecta, y es lógico, en el electorado. Esta campaña debe demostrar que el cambio político que comenzó en Andalucía en 2018 tiene recorrido o, en el caso contrario, corresponde a los socialistas explicar por qué habría que volver a una situación de partida. Andalucía ha mejorado su mercado laboral en los últimos cuatro años, pero de un modo tímido, aún mantenemos una brecha con la media del país. El crecimiento económico se va a ver favorecido por el buen momento del sector turístico y de las exportaciones agrícolas, porque Andalucía va a aliviar la carestía de cereales y aceites en los mercados internacionales. Conviene saber, de modo muy especial, cuáles son los proyectos de cada partido a medio y largo plazo, más allá de la confrontación facilona con el Gobierno central o las llamadas desde la izquierda a impedir un Ejecutivo como el de Castilla y León.

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