Sánchez se retrata

Editorial

La imagen en la que un enviado del presidente en funciones rinde pleitesía a Puigdemont deslegitima a las instituciones que defendieron al Estado en 2017

02 de noviembre 2023 - 00:00

El guion que empezó a escribirse en la noche del 23 de julio llega a sus últimas escenas. Tras la fotografía en la que el presidente del Gobierno en funciones, por persona interpuesta, rinde pleitesía al prófugo de la Justicia que hace menos de seis años intentó romper la unidad de la nación, ya sólo queda que la semana próxima se convoque el pleno de investidura y Pedro Sánchez se quede por cuatro años más en el Palacio de la Moncloa. Se habrá consumado una operación política cuya legitimidad está fuera de duda, pero que tiene un origen deshonesto. El acuerdo con Junts y ERC constituye una deslealtad con los millones de votantes que dieron su apoyo al PSOE sin saber que llegado el caso se iba a blanquear la figura de Carles Puigdemont y se iba a deslegitimar a los poderes del Estado, desde el Tribunal Supremo a la Corona, que en 2017 dieron la cara para defender la legalidad constitucional. Nunca siete votos en el Congreso de los Diputados habían salido tan caros e infligido un daño tan grande a la solidez del sistema democrático. Consumado este disparate político y jurídico, a falta sólo de que se formalice la votación de investidura, es pertinente preguntarse qué es lo que puede pasar a partir de ahora. Tras la amnistía puede venir el referéndum de autodeterminación que exigen los separatistas y las ventajas financieras y fiscales que reclaman. No hay razones para que no sea así. Pedro Sánchez, su Gobierno y su partido, negaban la amnistía con tanto brío y vehemencia como ahora la defienden como una bendición para España. No ha mediado una reflexión sobre los intereses del país o el encauzamiento del problema catalán; simplemente han hecho falta siete votos para apuntalar una mayoría en el Congreso. Cualquier otra interpretación es, sencillamente, falsa. La fotografía del enviado de Sánchez junto a Puigdemont debajo de una imagen del referéndum ilegal del 1 de octubre lo retrata mejor que todas sus declaraciones: el poder es el único fin y no importan los medios.

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