Editorial
Ábalos y las banderas de Sánchez
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Las negociaciones entre el Gobierno, los empresarios y los sindicatos para volver a prorrogar los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), esta vez hasta el 30 de septiembre, parecen haber entrado en vía muerta y ya apenas quedan cinco días para la extinción de la actual prórroga. Aun así, la ministra portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, se mostró ayer confiada en que se cerrará un acuerdo que sería aprobado por un Consejo de Ministros extraordinario mañana por la tarde. Casi todos los analistas coinciden con la ministra sevillana, pues a casi nadie le cabe en la cabeza que se pueda acabar de golpe y porrazo con una herramienta que ha sido sumamente útil para que cientos de miles de familias españolas pudiesen pasar con unos mínimos de bienestar una pandemia que ha castigado -y sigue castigando- muy duramente la economía de nuestro país. Según el último recuento, actualmente, ya superado el pico de la pandemia y de los ERTE, sigue habiendo en España más de 638.000 trabajadores españoles acogidos a esta figura del derecho laboral. Según todas las informaciones, el escollo más importante encontrado en la negociación es el esquema y las cifras de exoneraciones en las cuotas de las empresas a la Seguridad Social, ya que tanto patronal como sindicatos rechazan cambios en este sentido de cara a la nueva ampliación. El Gobierno quiere un sistema que prime a las empresas que vayan reincorporando a sus trabajadores a la plena jornada y salario, mientras que la patronal cree que eso sería discriminar a las corporaciones que, precisamente, lo están pasando peor con esta crisis. Aunque, como decíamos, casi todos confían en que se llegará a un acuerdo, lo cierto es que el tiempo se agota y un giro inesperado de los acontecimientos podría llevar a una ruptura de conversaciones que supondrían un auténtico desastre para el empleo y la empresa en España. Tanto Gobierno como empresarios y sindicatos deben ser muy conscientes de lo mucho que se juega y de las tensiones sociales que se podrían derivar de una extinción repentina de los ERTE. Es el momento de que todos actúen con responsabilidad.
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