Marear la perdiz

Editorial

Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez se van a ver hoy las caras en el Congreso con muy poco que decirse: el camino del entendimiento está cerrado

30 de agosto 2023 - 00:00

Con los resultados del 23 de julio en la mano, la reunión que van a mantener hoy en el Congreso Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez respondería a una lógica institucional aplastante: el ganador de las elecciones ha recibido del Rey el encargo de formar gobierno e intenta configurar una mayoría sólida y estable con el representante del partido que ha quedado segundo en las elecciones. Sin embargo, en la política española llevamos ya muchos años en los que nada es cómo debería. El encuentro entre Feijóo y Sánchez no pasa de ser, salvo descomunal sorpresa, una escenificación forzada en la que los líderes del PP y el PSOE van a posar para los fotógrafos con muy poco que decirse. De esta forma llenan el tiempo hasta que dentro de un mes se produzca el fracaso de la investidura del primero y sea el turno del segundo, que sí tiene posibilidades reales de configurar una mayoría parlamentaria, aunque formada con fuerzas que discuten la esencia misma del Estado y de la Constitución. Vamos a asistir hoy, por tanto, a un encuentro que no va mucho más allá de un intento de marear la perdiz para agotar los tiempos que se han impuesto a fin de evitar que una eventual repetición de las elecciones coincidiera con los fines de semana de las fiestas navideñas. El camino para una confluencia que permitiera tender puentes y desbloquear una situación que se caracteriza por un frentismo cada vez más profundo está, desgraciadamente, cerrado. La responsabilidad la tienen los grandes partidos, que anteponen sus propios intereses a los generales del país, y sus liderazgos personalistas que están mucho más atentos a sus propios sillones que a otras cosas. El resultado es una situación en la que los partidos que se sitúan en los extremos, tanto a izquierda como a derecha, adquieren un peso estratégico que los ciudadanos no les han concedido en las urnas. La lógica institucional está pervertida en España y no parece que hoy en el Congreso se vaya a avanzar para corregir la deriva.

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