Jóvenes para frenar el cambio climático

Los jóvenes que se manifestaron ayer son conscientes de que el cambio climático les afectará sobre todo a ellos

Las calles de las principales ciudades andaluzas fueron ayer el escenario de las manifestaciones de miles de jóvenes que secundaron laHuelga Climática convocada por el movimiento Fridays For Future, un fenómeno mundial que pretende exigir a los políticos que adopten medidas para "rescatar el planeta" de los efectos del cambio climático. No es raro que hayan sido los más jóvenes los que se hayan puesto a la vanguardia de esta reivindicación. Al fin y al cabo, serán ellos los que más sufrirán un fenómeno que elevará (ya lo está haciendo) la temperatura media del planeta, con los consiguientes desastres ambientales, económicos y sociales si no se consigue pararlo. Los jóvenes son conscientes de que, como ya ha avisado la comunidad científica, los próximos doce años van a ser decisivos. Todo lo que no se haga ahora lo pagarán caro, muy caro, las generaciones venideras.

Las manifestaciones de ayer demuestran, además, que la juventud actual no es esa generación apolítica y desganada que algunos apuntan. El hecho de que no les motiven los líderes y los partidos actuales no significa que no se preocupen por lo que ocurre en el mundo. Todo lo contrario. Este movimiento, Fridays For Future, es, además, una de las primeras muestras de que las generaciones actuales "piensan en global y actúan en local", como reza su lema. Mientras algunos se preocupan por construir discursos identitarios y excluyentes, los estudiantes que ayer se manifestaban por las calles de todo el mundo dieron muestras de ser conscientes de que, en los tiempos de la hiperconectividad, es más lo que nos une que lo que nos separa. Como dijo en la manifestación en Sevilla Marta Bordons, una de las portavoces de dicho movimiento, "se ha encendido la mecha en cientos de miles de estudiantes de todo el mundo para luchar por un planeta en el que merezca la pena vivir".

El cambio climático no es una extravagancia de ecologistas radicales, sino un fenómeno sobre el que existen evidencias aplastantes y en el que la práctica totalidad de la comunidad científica está de acuerdo. Las consecuencias, si no se consigue aminorarlas a tiempo, pueden ser muy graves. Los políticos, que suelen pensar a muy corto plazo, pendientes siempre de las próximas elecciones, no están actuando con la generosidad y la visión de futuro que deberían. Por eso es esperanzador que las generaciones más jóvenes hagan valer sus razones en la calle. Alguien tomará nota. Más en pleno ciclo electoral.

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