Electricidad para la marihuana

El problema de los cortes de suministro eléctrico en determinados barrios, casi siempre con un fuerte componente de rentas bajas y población marginal, se ha agravado en los últimos años y tiende a empeorar, a pesar de los esfuerzos de inspección y mejora de la red que la compañía suministradora desarrolla. La causa de esta situación, que ha provocado protestas de los vecinos e incluso denuncias judiciales, está más que clara: la electricidad se roba mediante enganches ilegales para poder suministrar a las plantaciones de marihuana que se realizan en pisos y que necesitan un alto consumo de energía. El problema se ha hecho endémico en zonas de Sevilla y Granada y se deja sentir con intensidad también en Málaga o Almería, pero en general afecta a todas las grandes poblaciones de la región. Hace unos años se podía hablar de un fenómeno casi marginal, pero su crecimiento ha sido exponencial y hoy no es arriesgado afirmar que las Fuerzas de Seguridad y Endesa se ven con muchas dificultades para controlarlo y garantizar un suministro de calidad a los muchos vecinos de esos barrios que tienen sus contadores en regla y pagan sus facturas. Los cortes se extienden a lo largo de todo el año, pero adquiere especial intensidad en los meses de verano, cuando la demanda para los equipos de refrigeración pone a prueba la potencia de la red instalada. Ocurrió el año pasado y todo apunta a que este año volverán a repetirse situaciones parecidas. Al Ministerio del Interior le corresponde incrementar los medios los medios humanos y materiales para combatir una modalidad de narcotráfico que se ha hecho habitual en muchos puntos de Andalucía y a la compañía eléctrica aumentar aún más las inspecciones para detectar cuanto antes los casos de fraude y actuar en consecuencia. Se trata, evidentemente, de un problema de salud pública, pero también de calidad de vida en barrios con enormes carencias económicas y sociales.