Bruselas no se traga el argumento de Albares

Editorial

No ha defendido un interés de España en el seno de la Unión, sino el de un candidato que necesita apoyos parlamentarios en una investidura

21 de septiembre 2023 - 00:45

Sin querer desautorizar al Gobierno de España, Bruselas ha rechazado que las lenguas cooficiales de nuestro país –el catalán, el vasco y el gallego– se conviertan en idiomas de uso común en la Unión Europea. El Consejo de Ministros de Asuntos Generales ha preferido devolver a una instancia inferior, al comité de representantes permanentes, la petición formulada por el titular español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, al juzgarla como improvisada y falta, por tanto, de estudios tanto técnicos como jurídicos. Aprovechando la presidencia de turno española de la Unión Europa, Albares presentó esta demanda que sólo obedece a los problemas del presidente en funciones para lograr apoyos parlamentarios en una futura investidura. Bruselas no ha tragado con el argumento de Albares, que, además, es una conducta impropia del país que ostenta en estos momentos la presidencia rotatoria, puesto que lo habitual es abstenerse de plantear en ese semestre asuntos nacionales. El retraso de la decisión no es más que una forma elegante de rechazarlo. Los argumentos de los países que se han opuesto son del todo lógicos: en la Unión Europea hay 24 lenguas oficiales y en un futuro muy cercano se sumarán las correspondientes a lo que será la tercera gran ampliación de la comunidad. Otros tres idiomas no sólo supondrían un gasto añadido, que el Gobierno estaba dispuesto a sufragar, sino que en la práctica aumentaría las dificultades para unificar las distintas lecturas de los textos normativos y jurídicos. No está de más recordar que además de las 24 lenguas oficiales, en la UE hay hasta 60 en total, que están reconocidas por las respectivas legislaciones nacionales, pero que no son de uso normativo en la UE: ni se les niega, ni se les rechaza. Junto al triste papel representado por Albares, cabe lamentar que el Gobierno actúe al dictado del independentismo, en lugar de emplear toda su fuerza en conseguir que el español sea una lengua de trabajo más de la Unión, como lo son el francés, el inglés y el alemán.

stats