Yogures con fecha de caducidad

14 de noviembre 2025 - 03:08

En poco tiempo, bastantes de los actuales protagonistas de la actualidad, personas convencidas de que su poder e influencia durarán tanto como las verdades absolutas que defienden serán sustituidas por otras que gozarán de nuevas glorias efímeras. Nada es eterno, ya se sabe, pero la mayoría vive ajena a ello. Sobre todo, si se trata de quienes han sido tratados por la vida con generosidad. El Rey emérito, Pedro Sánchez, Puigdemont o el mismo Trump desaparecerán de la actualidad diaria antes de que finalice la presente década. Putin y Maduro, al igual que todos los dictadores, consideran que el paso del tiempo no va con ellos, pero pronto serán recuerdos nefastos de lo peor de lo que somos capaces los humanos. Incluso las estrellas del cine, la televisión o el deporte, serán sustituidas por nuevos héroes a los que admirar antes de que dejen de divertirnos. La pérdida forma parte de nuestras vidas, siempre acaba por llegar, y con ella un proceso de duelo que implica la aceptación de que dejamos de ser lo que fuimos.

Envejecer es aprender a perder, porque no sólo se trata de acumular años, sino de asimilar que la vida está hecha de ciclos y que como los yogures tenemos fecha de caducidad. La sabiduría de la edad reside en aceptar que, aunque todo pasa y siempre queda la capacidad de seguir adelante no es fácil, ya que, con el paso de los días, la carretera se inclina hacia arriba y nuestras fuerzas van menguando. Es entonces cuando descubrimos, como concluyera Thackeray en su novela Barry Lyndon que Kubrick llevó al cine, que cuando nuestros comportamientos se contemplen dentro de un siglo por parte de quienes entonces paseen por las calles y los despachos, todos nosotros, pese a los enfrentamientos que actualmente nos separan tanto, les pareceremos iguales. Porque lo somos. Entonces, esos habitantes del futuro se preguntarán por qué perdimos tanto tiempo en disputas absurdas, incapaces de comprender que todos viajamos en el mismo barco y que de lo que se trata es de mantenerlo a flote.

Veo a los ex presidentes Aznar y González coincidir últimamente mucho en los peligros y las soluciones, y les recuerdo en sus días de gloria agriamente enfrentados. Y me pregunto por qué Feijoo y Sánchez no se plantean un gobierno de coalición, más que buscar aniquilarse mutuamente. Estaría bien llegar al futuro saltándonos este presente insufrible.

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