Hoy domingo, votaremos. Lo haremos con una situación nueva, desconocida en España pero no en el resto de la Unión Europea. Nos encontramos ante la fragmentación de lo que, usando la expresión empleada por el presidente del Partido Popular, se encuentra a la derecha del PSOE. Expresión, todo hay que decirlo, muy desafortunada, pues aunque, sin duda, es bienintencionada y tiene un simple ánimo ilustrativo y didáctico, contribuye a ese discurso que tanto interesa a Susana Díaz del "yo o el caos", le permite separar su proyecto del sanchismo, y sobre todo parece regalar al PSOE andaluz, al menos en lo dialéctico, una centralidad básica para ganar cualquier elección y de la que cada vez se encuentra más alejado.

En esa fragmentación encontramos hoy muy diferentes sensibilidades e intenciones. Unos, espero que la mayoría, votarán con la esperanza, quizá remota, de que después de casi cuarenta años algo cambie y sea posible sustituir un proyecto definitivamente agotado por otro renovador, capaz de acabar con el caciquismo y la corrupción y de desarrollar políticas que permitan a Andalucía abandonar el infame puesto que ocupa como la región con más paro de Europa; algunos, confío que no muchos, lo harán convencidos de la necesidad de poner las bases para articular un nuevo proyecto en la derecha española, y otros, imagino que no pocos, que anhelan ese cambio pero consideran que la posibilidad no es remota sino, por el momento, inalcanzable, con intención de expresar una queja a quien hasta ahora ha recibido su voto. Dice Pablo Casado que en la política no hay avisos, y los hay, vaya que si los hay: hay que intentar, a través del ejemplo y no solo de la palabra -no más episodios como los del CGPJ, por favor-, evitarlos…sobre todo, el tercero, como cualquier aficionado a los toros sabe.

En estas elecciones, pese a que cada vez que se ha hablado de ultras o de extremismos las miradas se han dirigido hacia otro lugar, hay un partido que apoya el referéndum unilateral en Cataluña, que considera presos políticos a los golpistas, que injuria al Jefe del Estado y ofende a diario a todas las instituciones, desde la monarquía a la judicatura, que considera la Transición un episodio negro, no cree en la Constitución ni en sus más elementales valores y que tiene candidatos y dirigentes que reivindican regímenes totalitarios y a repugnantes dictadores. ¿Va usted a pactar con ellos, doña Susana?; ¿va a entregarles la consejería de Hacienda, la de Educación y Canal Sur? La pregunta, por desgracia, puede parecer contestada desde 2015 en muchos ayuntamientos y desde este año en el Congreso. Confiemos que no haya a partir del lunes una nueva prueba de que el PSOE está dispuesto a todo por el poder.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios