Salvador Gutiérrez Solís

El viaje soñado (I)

La tribuna

09 de agosto 2010 - 01:00

NO sé si usted es de ese tipo de personas que acude a uno de los muchísimos foros de internet a la hora de buscar, escoger y planificar un viaje. Le adelanto que yo sí. No es tan raro, por lo que me cuentan ya somos una legión. En primer lugar, porque tengo la sensación de que el viaje comienza mucho antes, como si desde la búsqueda inicial ya sintiera el peso de la maleta en mi brazo, o algo parecido. En fin, que es más viaje, más anticipado, más sentido, o como cada cual lo quiera explicar. En segundo lugar, por una simple cuestión de eficiencia, ya que hasta este verano han sido más los aciertos que los errores y en la mayoría de las ocasiones las recomendaciones me han servido de gran utilidad. Post a modo de tesoros. Podría apuntar en tercer lugar que me gusta, que me lo planteo como un juego detectivesco que me entretiene y seduce. En este punto, no creo que sea necesario recordarle que internet es una inmensa y caótica selva, en la que cabe absolutamente todo, y lo mismo que cuando consultamos al Doctor Google por esas manchas que nos han salido en las orejas y podemos descubrir horrorizados que nos quedan seis meses de vida o que son unos hongos benignos colombianos, con los viajes nos puede suceder algo parecido. Y claro, ese maravilloso hotel con vistas paradisíacas puede terminar siendo un cutrerío de dos por dos en el extremo de un polígono industrial con vistas a una depuradora de agua. O sea, para entendernos mejor, hay que saber buscar, no fiarse de todos los foros -todos los foros no son iguales, ni mucho menos- y contrastar la información. Contrastar, contrastar mucho, y tener paciencia, mucha, mucha, paciencia.

Hasta este verano, y ésa es la única verdad, los foros de internet han sido mis grandes aliados a la hora de escoger un viaje. Mis agentes de viajes particulares y virtuales. Mi debut en estas peripecias, que los principios marcan mucho, a Nueva York, no habría sido tan maravilloso sin la guía que confeccioné durante seis meses. Era tan profuso y certero el material que compilé que cuando busqué el autobús para ir a New Jersey lo encontré en el andén y planta, en el lugar exacto, que me habían indicado oel camarero del Jackson Hole -un hombre negro y sesentón con un más que razonable parecido con el Morgan Freeman de Invictus- era exactamente igual a como lo había descrito una señora de Burgos, y la hamburguesa sabía y costaba tal y como había expuesto -la misma señora- en su extenso comentario. Desde entonces, desde ese primer viaje, he conocido otras ciudades, otros países, gracias a la información encontrada en los foros de internet.

A finales del pasado invierno, siguiendo la costumbre de otros años, me predispuse a preparar el viaje de verano y una advertencia que se repetía con frecuencia en mis páginas preferidas me sorprendió sobremanera: "No reservar el viaje hasta el último momento, puedes encontrar la ganga de tu vida". Y lo argumentaban con la historia de la crisis, con excepcionales ofertas imposibles de rechazar, plazas que vender para cubrir los gastos mínimos y todas esas teorías que tanto nos suenan a todos. Lo importante es contar con los días disponibles, tener el pasaporte en regla, ganas de aventura y la maleta preparada, proclamaba con énfasis un nick veterano en un comentario. No te pongas nervioso, aguanta, que lo conseguirás al final, me animaba un nick amigo con más kilómetros en su espalda que el baúl de la Piquer. Aunque invadido por la extrañeza, y hasta puede que por la desconfianza, decidí hacer caso a mis sabios amigos foreros y esperar hasta el último instante, encomendando mis vacaciones a las bondades de internet, mi gran gurú viajero de los últimos años. A pesar de mis temores, de mi inquietud, tal vez en eso que llaman subconsciente y que nadie es capaz de situar en la geografía de nuestro cuerpo, sentía que todo iba a salir bien, que no había nada que temer. Menos mal que la intuición y el sentido común no son asignaturas en el colegio. Como apunta ese célebre dicho, toda regla cuenta con su excepción. Continuará...

stats