Las tres torres

La Unión Europea, llevada por la histeria ecológica, ha improvisado una política energética que ha demostrado ser a la vez caótica e inaplicable

Supongo que ya nadie se acuerda de ello -y más en pleno agosto-, pero en mayo pasado se desmanteló la central térmica de Andorra, en Teruel, que funcionaba a base de carbón. En televisión vimos las imágenes de la demolición de las tres torres de alimentación, una operación técnicamente muy compleja que se resolvió con gran pericia técnica. Cuando las tres inmensas torres se vinieron abajo casi sin hacer ruido, todos los presentes en la demolición -periodistas, sobre todo- se pusieron a aplaudir entusiasmados. Para ellos, una central de carbón era un instrumento diabólico que debía ser eliminado al precio que fuera. Para ellos, "descarbonización" y "cambio climático" son palabras mágicas que tienen el mismo efecto que la palabra "herejía" en un clérigo de la corte de Felipe II.

En cambio, uno de los ingenieros de Endesa se mostró mucho más cauto. Para aquel ingeniero -que debía de ser el único que tenía idea de lo que estaba ocurriendo-, estaba claro que aquella central de carbón iba a seguir siendo necesaria en la situación actual (con la guerra de Ucrania y los graves problemas de abastecimiento que sufrimos). Y si él había participado en la demolición, no era por propia voluntad, desde luego, sino porque había tenido que cumplir órdenes, igual que esos oficiales que tienen que dar la orden de ataque a sus soldados sabiendo que ese ataque va a enviar a sus hombres a una muerte segura (piensen en el coronel Dax de Senderos de gloria).

Es cierto que esa central era contaminante y que ya no era rentable con la entrada en vigor de la nueva ley de Transición Energética. Eso no lo discute nadie. El problema es que la Unión Europea, llevada por una especie de histeria ecológica, ha improvisado una política energética que ha demostrado ser a la vez caótica e inaplicable (el efecto Greta Thunberg, lo llamaría yo). Y ahora estamos viviendo las consecuencias. Por supuesto que hay que descarbonizar la economía. Por supuesto que hay que luchar contra el cambio climático. Pero, santo Dios, ¿nadie pensó que las alternativas energéticas van a tardar muchos años en estar disponibles? ¿Nadie se paró a echar cuentas? ¿Nadie pensó que no se podían cerrar las centrales nucleares y las térmicas sin tener una alternativa viable? ¿Nadie tuvo la capacidad de prever las consecuencias? Pues no. Esto es Europa, amigos.

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