El torero que enamoró a Angustias Sánchez y que encandiló al mundo

Rafael Molina Martínez 'Lagartijo Chico' se crió en el barrio del Matadero, se encaró a sus primeros toros con 15 años, triunfó en Europa y América y dejó viuda a la madre de Manolete

29 de abril 2012 - 01:00

AQUEL caluroso verano de 1881 se inauguraba con las primeras palabras como alcalde del Marqués del Boil. Los cordobeses se aliviaban del estío en los baños del Guadalquivir, oficialmente abiertos a finales de junio, mientras los más pudientes disfrutaban de las prestigiosas instalaciones de las Doblas, esquina con la Merced, que ofrecían baños de vapor y rusos, duchas de irrigación y chorro, de asiento o vaginales, comparables -rezaban sus catálogos- con los de Chiclana, Carratraca y "cuanto sea preciso imitar, así nacionales como extranjeros". Aún no había interrumpido Córdoba la tradición del baño caliente y frío, los abonos por 10 y 20 sesiones o los horarios desde las 6 de la mañana a las 12 de la noche.

Muy cerca de la Casa de los Baños de La Merced, la saga de los Lagartijo aguardaba el acontecimiento cotidiano de la lidia, en este caso de seis toros de la viuda de Barrionuevo, que iban a ser estoqueados por Francisco Sánchez, hermano de Frascuelo, y Manuel Molina, hermano de Lagartijo El Grande. En esta última cuadrilla, la espera del reconocido peón de brega Juan Molina Sánchez era doble, pues llegaba al mundo su primer hijo.

El acontecimiento tuvo lugar entre el 15 y el 16 de julio de 1881, según los datos consultados más fiables. El niño tuvo como padrino a su tío carnal, Rafael Molina Lagartijo; recibió el nombre también de él y, con el correr del tiempo, el sobrenombre de Lagartijo Chico.

Rafael Molina Martínez Lagartijo Chico, creció entre la gente del toro en el barrio del Matadero y Santa Marina. Así, no es de extrañar que a los 15 años pisara por vez primera el ruedo de Los Tejares como banderillero, en una novillada despachada por Pesca y El Bolo en 1896 y que, asimismo, un 25 de septiembre de esa temporada, lo hallemos como novillero en los carteles de la plaza de El Carpio. Dos días después aparecería también como novillero en Córdoba, junto a su compañero Rafael González Machaquito. Con él, y ahora como banderillero, pasarían a formar parte en 1897 de la cuadrilla de niños sevillanos de Revertito y Gallito, de la que se separaron cuando terminó esa temporada. En la siguiente se presentaron en Córdoba, un 10 de abril, integrando la cuadrilla de niños cordobeses, por iniciativa de Rafael Sánchez Bebe. En Los Tejares volvieron a torear un 5 de junio de 1898 junto a sus antiguos maestros Revertito y Gallito y, ya solos, el 14 de agosto.

Tras una brillante campaña por las plazas de España y Portugal, junto a su inseparable compañero Machaquito, es contratado para torear en Madrid el 8 de septiembre de 1898 con las temidas reses del Duque de Veragua. El éxito obtenido cristalizó en un nuevo contrato en la misma capital. Ahora su actuación fue, según la prensa de la época, aún más rotunda que la anterior: de leyenda.

El que fuera también gran banderillero con palos cortos, en la temporada de 1899 toreó 58 corridas entre España, Francia y Portugal, tomando la alternativa en Madrid el 16 de septiembre de 1900; en esa tarde la tomó asimismo Machaquito. Cedieron los trastos Mazzantini, a Lagartijo Chico, y Bombita a Machaquito. En la temporada de 1901, y ya como maestro, toreó 34 corridas; en la siguiente 29 y, al terminarla, marchó a Méjico donde actuó en 9.

Como contrapartida, entre el 28 de mayo de 1899 en Córdoba y el 30 de agosto de 1908 en el Puerto de Santa María, sufrió siete graves cogidas. Las secuelas de la última y su débil salud, declinaron en la retirada un 4 de octubre de 1908 en la plaza de Nimes. Allí estuvo acompañado igualmente por su amigo Machaquito, manteniendo hasta el final la casta y valentía que dieron fama a los toreros cordobeses, enfrentándose de nuevo a toros tan temidos como los de Parladé.

Ya había conocido a Angustias Sánchez Martínez, una albaceteña hija de ferroviario y unos meses mayor que él, con quien contrajo matrimonio un miércoles 25 de marzo de 1903 apadrinado por Guerrita. La boda en San Andrés, oficiada por el párroco José Aparicio, fue un acto multitudinario al igual que el convite, celebrado en casa de los padres del novio. La pareja se instaló en el mismo domicilio, y allí nacieron sus tres hijos: Dolores, Angustias y Rafael; el niño no llegó a alcanzar los 5 años. Su padre tampoco cumpliría los 29. Murió de tuberculosis un viernes 8 de abril de 1910.

Vestía el traje corto que lució en la boda. El Club Guerrita colgó crespones negros. La reja de la casa paterna de Colón se convirtió en lugar de duelo para los cordobeses y, como en un cuadro de Julio Romero, la habitación del piso bajo se llenó de lirios y flores. Llegaron coronas del ganadero Miura, de Corchaíto, Chiquilín, Jusepe y las que rezaban: "A mi buen compañero, su mejor amigo Machaquito", "A mi inolvidable esposo y padre…" o "Al malogrado Rafael, su buen amigo Manolete". Este último diestro portó una de las cintas negras del féretro que paseó las principales calles de Córdoba, desde la iglesia de San Miguel hasta el cementerio de La Salud, en un carruaje tirado por 4 jacas. Dos años después, aquel amigo de Lagartijo Chico se casaría con Angustias, la viuda, a la postre madre de tres hijas más y de Manuel Rodríguez Sánchez Manolete.

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