En el tejado

F.J. Cantador

fcantador@eldiadecordoba.com

Pero sigo siendo el rey

Con conejo o sin conejo / no como siempre lo que quiero [conejos] / pero mi manjar es la Ley / no tengo casa ni reina / ni político que me comprenda / pero sigo siendo el rey [del bosque cordobés]. Y vaya si lo es el lince. Hace unos días conocimos que Córdoba acapara el 24% de los ejemplares de este animal que hay en la Península Ibérica, según el último censo realizado por el grupo de trabajo que sobre este felino coordina el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco). De los 1.111 ejemplares censados en España y Portugal, 267 se distribuyen por tierras cordobesas, cifra récord desde que se puso en marcha su programa de conservación. La zona de Andújar-Cardeña cuenta con 216 ejemplares, por los 51 de la zona del Guadalmellato. Y es que este Travolta del animalario semisalvaje con bigotes felinos y de un gusto lincero tan exquisito por los conejos que lo tiene desterrado a la desaparición de la faz de la tierra, dispone para su supervivencia de más dinero, administrado por terceros, que la renta per cápita de algunos países en los que los humanos se mueren de hambre.

El animalito, donde pone el ojo pone el deseo, algo que ocurre, como gozaron en sus carnes nuestros antepasados, cuando no se tiene televisión que te aleje de terminados pensamientos. Desde la Junta saben muy bien que al travoltiano contorneador no le hace falta para ello visionar aquellos documentales clasificados X en el mundo gatuno que filmaba Félix Rodríguez de la Fuente y en los en el que un Mister 10 centímetros atigrado practicaba las posturas clásicas del felinosutra con una entregada compañera. Por los montes cordobeses, el imperio de los sentidos hace su efecto. Su olor montuno de último tango en Cardeña o en el Guadalmellato embriaga de tal manera a las gatitas que comienzan a dispararse los récords de cópulas dejando para la historia los establecidos por un tal Jub. Este Casanova del centro de cría de Doñana sentó cátedra con una cifra que empequeñecía a las de Mesalina en sus mejores momentos: 65 cópulas en tan sólo cinco días y sin que hubiera noche de bodas previa. Y mientras, a continuar en los centros de cría entregándose de nuevo durante mil y una noches, en el más satiricón de los estilos a la lujuria más abrasadora, mientras que los Palmeros de Híspalis acompañan entonando el A coitar, a coitar, a coitar.

Al tigre andaluz, la Junta le ha allanado el camino para que campe a sus anchas por los campos mientras los agricultores de las zonas donde se le reintroducía lo recibían con cantos -agatunados, os recibimos con alegría / ole mi gato, ole la Junta y ole mi tía- tras preparar sus terrenos a cambio de una módica cantidad económica llegada de la UE para que no le faltara de nada al rey [del bosque].

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