En tránsito
Eduardo Jordá
Opositar
Mensaje en la botella
Anda el Gobierno central mandando documentos a Bruselas como el denominado Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que incluye el compromiso de comenzar a cobrar por el uso de las vías de alta capacidad, autopistas y autovías, a partir de 2024, y, en una segunda fase, en toda la red de carreteras, tanto estatales como autonómicas. Se supone que el Ejecutivo de Sánchez habrá calibrado, o no, el impacto que tendrá esta medida en la economía y el desgaste político que acarrea.
Ya sabemos que dentro del PSOE hay quien ha levantado la voz, como es el caso de Susana Díaz, si bien más por necesidad de oponerse a la dirección federal socialista que otra cosa, por aquello de las primarias andaluzas que ya están convocadas y que enfrentarán a Díaz con el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, para determinar quién es el candidato a la Junta de Andalucía si el presidente, Juanma Moreno, decide adelantar las elecciones.
En cualquier caso, el asunto de pagar por el uso de las autovías tiene toda la pinta de generar un debate que tendrá el recorrido que el Gobierno quiera. Es decir, con el paso de los días sabremos si se trata de una propuesta que va en serio o si Pedro Sánchez reculará ante la presión que se le puede venir encima. Lo que sí es evidente es que se trata de una medida impopular y un aumento de la presión fiscal difícil de encajar.
En el caso de la provincia, donde hasta ahora no hemos tenido autopistas de pago después de que el proyecto de la Córdoba-Toledo se fuera al garete, nos podemos encontrar con una situación curiosa. Córdoba cuenta con 177 kilómetros de alta capacidad propiedad del Estado, de los que la mayoría se concentran en dos carreteras: la Autovía de Andalucía entre Villa del Río y La Carlota, pasando por la capital, con unos 85 kilómetros; y la Autovía de Málaga, que con una longitud similar parte de la ciudad y llega hasta Benamejí atravesando la Campiña Sur y la Subbética.
Si, como se pretende, a partir de 2024 se impone un canon por circular por esas dos carreteras, podrían sucederse episodios un tanto dantescos, por no decir otra cosa. Que alguien explique cómo puede viajar hasta la capital un vecino de Villa del Río o de Montoro sin pisar la A-4. O qué itinerario debe idear un conductor que desde Puente Genil, Lucena o Montilla quiera llegar hasta la ciudad evitando la A-45, sin olvidar la ida y vuelta a Fuengirola, por supuesto. ¿Y el transporte de mercancías?
Seguramente, el Gobierno no ha reparado en todas las casuísticas posibles, pero costear el uso de una infraestructura que ya hemos financiado los ciudadanos con nuestros impuestos no es de recibo. Dice la Academia de la Lengua que repagar es "pagar caro algo". Pues eso, igual no solo los contribuyentes tenemos que pasar por caja, sino que Sánchez lo puede pagar muy caro.
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