La gloria de san Agustín

Rafalete

Que cunda la cosa

Ahora viene una época que tiene su parte triste, por los que recuerdas, pero que es muy alegre al mismo tiempo, como es la vida misma

Paco Morales, tras recibir su tercera estrella Michelin.

Paco Morales, tras recibir su tercera estrella Michelin. / Lorena Sopêna / Europa Press

Oye, que también podemos acostumbrarnos a lo bueno, que no pasa nada por disfrutar de una buena temporada, que no todo va a ser vinagre, que de vez en cuando una torrija, bien dulce, sienta la mar de bien. Y si son unas pocas, mejor, que de eso nadie se cansa, me parece a mí. Que ojalá dure la racha, pero tres años seguidos, o más.

Hay que ver el pedazo de premio que se llevó el otro día nuestro cocinero más famoso, Paco Morales. Que ya no es solo que él esté considerado como uno de los mejores del mundo, es que su restaurante, que se llama Noor, es de los mejores de España. Pero, vamos, que hay muy pocos delante suya, muy pocos, por no decir ninguno. Y hay que ver la naturalidad del chaval, que da gusto verlo y oírlo, sin historias raras ni en plan pecho palomo, que eso solo les pasa a los grandes. Que luego llega cualquier pelanas, que no ha hecho nada, que no sabe hacer la “o” con un canuto, y se cree el rey del mambo y hasta algo más, que eso suele pasar por desgracia.

Yo nunca he estado en el restaurante, que además está en Cañero, que hasta en eso tiene arte este hombre, que cualquiera lo imaginaría en el centro, pero sí unos amigos míos del barrio y me contaron que se lo pasaron en grande, que es mucho más que comer, que es toda una experiencia. Ojalá yo pudiera ir algún día, la verdad, que me gustaría, pero un montón, sobre todo porque me dijeron que todo sabía mucho a Córdoba, y eso tiene que ser algo maravilloso.

Tres estrellas para Paco Morales y tres partidos seguidos ganando nuestro equipo, que se dice pronto, que nueve de nueve puntos ya hacía un tiempo que no lo veíamos. Ya estamos en fase de ascenso y ya hay mucha gente diciendo lo que no debe, que parece mentira que no se acuerden del cuento de la lechera, que por desgracia siempre se acaba cumpliendo, pero siempre. Vamos a ir despacito, con buena letra y haciendo las cosas como hay que hacerlas, que todo lo demás es meternos palos en las ruedas. Que eso es así. Que seguro jugando como ahora alguna alegría nos llevamos, pero como dice el del Atlético, partido a partido, que de soñar solo no se consigue nada.

En fin, que hoy no podrán decir que me haya quejado mucho de nada, que la verdad que todo son alegrías, pues claro que sí. Que además ahora viene una época que tiene su parte triste, por los que recuerdas, pero que es muy alegre al mismo tiempo, como es la vida misma, si uno se para a pensarlo. Pues eso, que cuando llega lo alegre hay que sacarle punta y celebrarlo como se merece.

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