Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Es un poco raro salir por ahí y encontrar a alguien que cree que Pedro Sánchez es un líder fiable. Antes de que se emocione el ejército acrítico que suele apoyarlo, no es ni mucho menos mayoritario, pero como el desconsuelo –y la perplejidad interna– sí que lo es, suena raro. Siempre he pensado que apoyar fuera lo que España hace es vital, para no desvelar fisuras y exportar orgullo, pero lo de este hombre es tan dañino, falaz y fútil que bien vale apreciar que una cosa es el país y otra, bien distinta, lo que este tipo destroza.
Pedro fuera se siente cómodo como una referencia de cierto relato, extendido y justificado por muchos con independencia de ideologías: en frente de Trump, correcto; a favor de la paz y los derechos humanos, sin duda; expansivo en la ubicación de este renacido “lado correcto de la historia”, por decir.
Pedro dentro también es relato (freno de los ultras, aunque dependa de qué lado) y no encuentra un pase: conflicto contra cualquier alternativa que lo cuestione, aunque se sostenga en una aritmética imposible que, ni cediendo todo, saca nada; cero recursos, sin presupuestos, para cualquier política (solo palabras); promotor, sin rubor, de una limitación racista contra los migrantes con su mano derecha para contentar al supremacismo xenófobo imitador de Junts, aunque, como he dicho, nada sale porque no tiene mayoría real; y experto en laminar la discrepancia, sin apenas esfuerzo, que ya lo hace por él su legión zombi, más sanchista que Sánchez, silente en el aplauso al homenaje a Lambán en las Cortes aragonesas, sin pudor ni vergüenza ni memoria. Pedro fuera es la foto de almíbar con Gates y Obama. Pedro dentro es la no foto con hiel de Puigdemont y Otegi.
Para que un Sánchez viable, que no existe, nos sirviera, tendríamos que estar todos en un censo inflado de residentes ausentes. Para que este Sánchez, inviable, tan real como insoportable, no nos sirva, solo hay que revelar la foto de propaganda y ver lo que de verdad hay: nada más que un negativo enorme.
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