Confabulario
Manuel Gregorio González
R etrocediendo
Mensaje en la botella
Ciudad Jardín es un barrio de Córdoba. Seguramente, uno más, con los mismos problemas y dificultades que cualquier otro y con parecidas virtudes. Tiene sus propios códigos -como el resto- y se caracteriza porque se trata de una de esas zonas que antes se denominaban populosas por aquello de que allí habita mucha gente, miles de cordobeses. Como ven, nada nuevo en una capital en la que viven casi 330.000 personas y que es una de las ciudades más destacadas de Andalucía en muchos aspectos.
Hasta aquí, todo en orden, si no fuera porque Ciudad Jardín ha sido la muletilla de la mayoría de partidos de Córdoba durante los últimos años para hacer esa política de escaparate a la que por desgracia ya nos tienen acostumbrados. Este barrio ha sido utilizado como la excusa perfecta -lo digo yo- para tratar de desviar la atención sobre otros asuntos y tapar de paso vergüenzas propias en eso de la gestión de la cosa pública. Para no herir susceptibilidades, recuerdo que en los diez últimos años han pasado por el sillón de la Alcaldía de Córdoba regidoras y regidores de IU, PP y PSOE. Hago este matiz para que nadie se siente marginado. Pues bien, ninguna de ellas o de ellos ha sido capaz de poner un plan de vitalización de esta zona, más allá de una serie de medidas puntuales que -aunque bien recibidas- no han resuelto el problema. En lo único en lo que coinciden todos los grupos municipales es que el barrio necesita un programa de actuaciones que mejoren la calidad de vida de los vecinos, pero ninguno ha tenido ni la diligencia ni la capacidad de ponerlo en marcha. Si tiramos de hemeroteca, la reacción sería la de esbozar una pícara sonrisa al recordar cuántas promesas se han ido poniendo sobre la mesa en la última década.
Para no cansar al personal, sólo recordar el macroproyecto del parking subterráneo junto a la plaza de toros de Los Califas, del que incluso se llegó a instalar la cartelería anunciando su ejecución y del que nunca más se supo. O el programa integral de diez millones de euros para convertir el barrio en una especie de gran manzana moderna, con vías peatonales, mejora de ascensores en los edificios más antiguos y revitalización del comercio. Ahora, Ciudad Jardín vuelve de nuevo al debate político local con otro plan -el enésimo- con el que se insiste en lo mismo, en la necesidad de espacios para los peatones, zonas vedes o cambios de tráfico, con ingeniosas ideas como la de imponer la zona azul en el aparcamiento de la plaza de toros, sin reparar (o eso parece) que sirve de refugio para muchos que tienen que venir a trabajar Córdoba, dejan allí su vehículo y utilizan el transporte público para desplazarse al centro. En cualquier caso, y dejando al margen la fobia anticohista de la que parece hacer gala el actual edil de Movilidad, Andrés Pino, habrá que dejar alguna vez de seguir utilizando este barrio como arma arrojadiza.
Si nuestros políticos consensuan un plan de revitalización serio para Ciudad Jardín, con un presupuesto y un cronograma de trabajo claro, pues bienvenido sea. Si lo que quieren es seguir paseando por la zona cuando les interesa, mejor que lo dejen ya. La paciencia vecinal tiene un límite.
También te puede interesar
Confabulario
Manuel Gregorio González
R etrocediendo
Paisaje urbano
Eduardo Osborne
Un cura en la corte de Sánchez
En tránsito
Eduardo Jordá
Luces
La ciudad y los días
Carlos Colón
Lo público nunca es gratuito
Lo último