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Pepe Cabello

Las opiniones son como el ombligo, único e intransferible

Si vas a escuchar a alguien, que no sea a quien te limita

04 de enero 2015 - 01:00

Haños que decidí no aceptar las palabras de los demás como verdades acerca de mí, sobre todo esas palabras que salen de las bocas en forma de crítica o juicios. Entiendo que para la mayoría de los que las dicen representan verdades, además teniendo en cuenta que cuando hablamos, hacemos dos cosas. La primera es que revelamos lo que somos, y me explico: cuando miramos las cosas, nunca las vemos tal y como son, lo que hacemos es representarnos el mundo exterior en nuestra mente y ahí creamos imágenes, conversaciones, sabores, sonidos, colores... Estas historias que armamos en nuestra cabeza sólo pueden armarse en base a lo que somos, nuestras creencias, valores, principios, experiencias, emociones… En definitiva, las historias que armamos en nuestras cabezas y que asumimos como verdades sólo son la mejor manera que hemos tenido de interpretar el mundo exterior.

Lo percibimos a través de nuestros sentidos y nos lo inventamos. No debe de extrañarte cuando digo en mis cursos y seminarios que no me creo nada de lo que me cuentan, tampoco lo que yo cuento; al fin y al cabo, solo es mi experiencia de la vida.

Estas historias que nos contamos en nuestras mentes generan en nosotros experiencias y emociones, que terminan por determinar conductas y maneras de ser.

Cuando quieres lograr un gran sueño o un objetivo elevado, siempre se pasa por tres etapas perfectamente definidas. La primera es esa donde mucha gente te dice "estás loco". Y tratan de convencerte que ése no es tu camino o tu destino. La segunda etapa es fácil de reconocer, pues es cuando esas mismas personas dicen de ti "déjalo, ya se dará cuenta". Y la ultima etapa es cuando logras aquello que te has propuesto y escuchas decir a estas personas "yo sabía que lo iba a lograr".

Si hay alguien a tu alrededor diciéndote alguna de las dos primeras cosas: ¡Felicidades!... Vas por buen camino.

Estamos a primeros de año y lo normal es escuchar declaraciones de intenciones poderosas, sueños declarados y miles de promesas que, lamentablemente, jamás se cumplirán. El día más patético del año es el 15 de enero, pues más del noventa por ciento de esas promesas y declaraciones realizadas hace tan sólo quince días atrás, cuando celebrábamos la llegada del año nuevo, se van al garete. La mayoría de estas intenciones quedan en saco roto un año más, sumando la correspondiente frustración al declarante.

Te invito a que hagas cinco cosas para que esos deseos puedan materializarse. Posiblemente podríamos decir que son más claves y, es cierto, pero si al menos te mantienes en estos cinco puntos durante todo el año, te será de gran ayuda.

Primero, declara con exactitud lo que deseas para este nuevo año. No divagues, sé especifico; de nada sirven las declaraciones ambiguas. Nuestra mente sólo sabe enfocarse en lo especifico.

Segundo, pon acción de inmediato; no esperes a mañana, pues mañana es un día que solo está en el calendario de los necios. Referente a la acción, pon cuanta más mejor.

Tercero, revisa los resultados y, si no los estás logrando, desconfía de la estrategia que estás siguiendo… y ¡cámbiala! Mantente firme en el objetivo y flexible en la estrategia, esto es clave.

Cuarto, no escuches las opiniones de los demás, sobre todo los que te tratan desde el pasado o desde los límites que tienes actualmente. Fíate de aquellos que te tratan desde tu sueño, aquellos que te tratan como si ya lo hubieras logrado… apóyate en sus hombros.

Quinto y último, mantente apasionado por lo que haces, pues ésta es la única manera de lograr lo que deseas, a través de la pasión.

En estos últimos meses, y por decisión propia, me puse a trabajar en algo que venía retrasando por tiempo: mi salud. Decidí comenzar por mi peso, ya que estaba sobrepasado en bastantes kilos. Me puse en manos del mejor médico que conozco para esta materia y, en menos de dos meses, bajé más de quince kilos. Realmente aún no he alcanzado el objetivo marcado, pero es simplemente fabuloso sentirme más ligero, ágil y sano.

Para mí ha sido clave encontrarme con un modelo de trabajo que me ayude en estas cinco claves. Saber exactamente el peso que deseaba alcanzar, poner acción masiva, revisar los resultados y, en este caso de la mano de un profesional, no he escuchado las opiniones de las personas alrededor (sobre todo de esas que parece molestarles que logres alcanzar objetivos) y me he mantenido apasionado con lo que hago.

Piensa qué te gustaría que te pasara en el próximo año que no te está pasando. Aplica estas cinco claves y disfruta el proceso hasta lograr tus metas. Este año he brindado con mi familia haciéndoles la promesa de que daré cada día lo mejor de mí, que llegaré cada noche agotado de vivir y exhausto por luchar por mis sueños. ¿Te sumas?

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