Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
Es un sueño una mentira si no se hace realidad?". La pregunta es parte de la letra de la canción The River de Bruce Springsteen. El tema fue compuesto a finales de los años 70, coincidiendo con una grave crisis del sector de la construcción en Estados Unidos, y por primera vez el Boss abordó el tema de las mujeres, los hombres y la familia. La letra hace referencia a una joven pareja obligada a casarse por un embarazo no deseado y el comienzo abrupto de una vida adulta con un trabajo en la construcción y posterior desempleo. De hecho está inspirada en la historia de su cuñado y su hermana.
The River es una metáfora social y sentimental, de una realidad y un deseo cernuniano truncado por una estructura social -y también un modelo económico- que constreñía con sus valores a la juventud y conducía inevitablemente a la reproducción social -a aspirar lo mismo que habían sido los padres, "vengo de la zona baja del valle… te educan lo que tienes que hacer, lo mismo que hizo tu padre"-. También lo es de anhelo de felicidad y aspiración de esperanza, cuando la joven pareja sigue bajando al río, donde solían hacer el amor, a pesar de que el río ya estaba seco.
La situación de crisis en el sector de la construcción nos es muy familiar en España, al igual que el ingente número de chicos y chicas jóvenes que abandonaron sus estudios prematuramente ante la oportunidad de conseguir empleo para los que no se requería apenas cualificación, con cierta facilidad durante la década y media de bonanza económica que ya nos parece tan lejana. Que ahora el desempleo y los bad jobs se ceban especialmente con la población con menor nivel educativo no deja lugar a dudas -en 2014, el 38,04% de las personas con estudios primarios estaban desempleadas, mientras que en el caso de las personas con estudios superiores era del 14,48%; el abandono escolar temprano en Andalucía era en 2014 del 27,7%, la tercera tasa más alta de España-.
Como apuntaba el maestro Joaquín Sabina "no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió", una suerte de nostalgia futura en el caso de la juventud española para quien no sólo el sueño de movilidad social ascendente se ha convertido en un engaño, sino que es incluso una entelequia la propia reproducción social (movilidad social horizontal, esto es, estar en la misma situación que los padres). La incredulidad ante la igualdad de oportunidades real y efectiva -como apunta críticamente Pérez-Reverte, "mucho currículum pero poco pedigrí"- , el mantenimiento de una rígida estructura de clases -el 75% de las personas con nivel educativo superior tienen padres que también habían alcanzado ese mismo nivel previamente- o la precariedad salarial de los jóvenes -el 67,7% de los jóvenes que trabajan que tienen menos de 25 años tienen un salario inferior bruto a 1.221 euros- conduce a un manifiesto descontento y desafección.
El río no está seco, pero es apenas una laguna y procura únicamente desempleo, subempleo debido a la sobrecualificación -que es mayor entre las clases bajas que entre las clases medio-altas- y precariedad laboral en un mercado de trabajo extremadamente segmentado -España ostenta uno de los porcentajes de empleo temporal más alto de la UE, lo que deriva en peores empleos y bajas remuneraciones, amén de menor seguridad jurídica y menos indemnización por despido-, así como la corrosión del carácter que acarrea el capitalismo flexible, es decir, ese sentimiento de no sentirnos bien con nosotros mismos, como nos recuerda el sociólogo Richard Sennet. Como se dice en la canción "...ahora, todas aquellas cosas que antes eran importantes para mí parecen desvanecerse en el aire", "todos esos recuerdos vuelven a mí persiguiéndome como una maldición".
Todos los especialistas sugieren que una de las soluciones, entre otras, tiene que venir dada por mejorar las políticas activas de empleo -intermediación laboral, formación para el empleo y promoción para el empleo-, que en Andalucía parecen estar cerradas por derribo institucional. Y el origen no es sólo por el colapso institucional de sobra conocido, sino por la ausencia de evaluaciones sobre su eficacia e impacto, como apuntaba el Observatorio Económico de Andalucía (OEA).
Pero no cabe sino el optimismo en la creencia de que las cosas pueden cambiar, que un modelo diferente que ataje las desigualdades es posible, y para ello es imprescindible contar con una juventud activa que sin embargo se ve abocada a un reto nada desdeñable. "Es un sueño una mentira si no se hace realidad. O es algo peor lo que me envía hacia el río…", así acaba la canción.
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