La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

La 'izquierdecha' política

De los 'chalecos amarillos' en Francia al voto de la Andalucía rural, ser de izquierdas ya no es lo que era

La idea de la "izquierdecha" la acuñó hace años Ramón Reig para reflejar el creciente pragmatismo con que tendemos a posicionarnos ideológicamente en un entorno en el que, más que el poder político, quien realmente hace de lobby y mueve los hilos es el económico: ser de derechas o de izquierdas es cada vez más relativo; lo que realmente importa es lo que nos vaya revelando la veleta de hacia dónde sopla el viento… El profesor de la Hispalense analizaba el impacto del capitalismo en el tablero mediático, fuertemente marcado por la convergencia, la bipolarización y las sinergias de mercado, pero bien podríamos actualizar su reflexión llevándola al género fluido en que hoy lo diluimos todo.

Los andaluces iremos a votar el domingo 19 de junio y la primera pregunta que deberíamos hacernos es si sabemos dónde está el centro, quién lo representa y si ese centro que históricamente ha acaparado la preferencia de voto mayoritario en España sigue estando donde lo dejamos hace cuatro años. Porque si el centro se mueve, y lo ha hecho, también lo hace quien se sitúa a la izquierda y la derecha.

Aunque sigo pensando que el cabeza de cartel en unas elecciones es clave a la hora de construir el relato de los diferentes partidos, estamos afrontando un punto de inflexión electoral, por el auge del populismo y la consolidación de los partidos más extremistas, que debería obligarnos a repensar todo el mapa político. Lo acabamos de ver en Francia y Andalucía volverá a actuar de laboratorio demoscópico en España cuando decidamos el color de los partidos que se sentarán en San Telmo.

Moreno, Espadas y Olona ocupan las primeras casillas de la campaña pero sin una correlación clara de a quién representan. Volvamos a la metáfora del tablero fluido: hay socialistas de toda la vida que preferirán cerrar el paso a Vox votando al centrado Moreno; hay votantes de la Andalucía más profunda y rural que un día eligieron la papeleta comunista y hoy se inclinan por la burbuja de la ultraderecha; ¿sabemos a dónde irá el voto de Cs? Los extremos se tocan.

Me dicen unos amigos de Lyon que el voto progresista cada vez está más limitado a clases medias-altas, con una alta cualificación y fuertes convicciones democráticas. ¿Votantes en peligro de extinción? Ser trabajador asalariado, ser del campo, ya no es sinónimo de ser de izquierdas como no lo son los chalecos amarillos que han puesto contra las cuerdas a Macron. La fluidez de la izquierdecha.

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