Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

Entre hombres, a mascadas

Las bofetadas de Vladimir Putin son de verdad, mucho más que las de Will Smith

Que ayer las noticias dedicaran el mismo tiempo a las medidas anticrisis de choque que el Gobierno aprobará hoy y al otro choque en forma de la leche que Will Smith le propinó al presentador de la ceremonia de los Oscar dice mucho de en qué nos hemos convertido: en servidores de la trivialidad que no cesa y que se expande a lo bestia. Empezando por este que suscribe, que ha recorrido con pasmo los hilos de opinadores -encendidos- en Twitter. Muchos defienden que la bofetada está bien dada: viva el Talión, vivan los machos defensores de sus santas y sus familias... y viva, de paso, el ejemplo que una superestrella ofrece a jóvenes y niños, amplias capas de sus seguidores: "Donde esté una buena piña en la cara, que se quiten las discusiones o las exigencias de reparación; ¡qué mariconadas son estas, habiendo guantadas como panes que dar en defensa de tu gordi!", les viene a decir alguien que, por cierto, en su época de comedia se cachondeaba de todo dios con todo el ácido posible. Que la broma del fostiado es de pésimo gusto, qué duda cabe. Que todo sea puro teatro, y que si algo es un actor es alguien con capacidad de fingir con verosimilitud, pues también cabe. Mucha torta pareció para tan poco daño. El gimoteo y arrepentimiento de papel maché de Smith al poco, estomagante.

Mientras, en una galaxia no muy lejana, Pedro Sánchez anunciaba el compromiso de 16.000 millones para otorgar ayudas directas y rebajas de impuestos: algo así, por comparar, como la mitad de todo el presupuesto de la región más grande la UE, Andalucía. Una pasta ingente, que sale de los Presupuestos del Estado, o sea, se deja de ingresar e invertir en, por ejemplo, sanidad, infraestructuras o educación. Cierto es que 10.000 de esos millones son créditos ICO, y es de esperar que estos préstamos gratuitos y de urgencia se devuelvan en buena parte, o sea, que sus receptores, autónomos y otras empresas, no acaben quebrando y desapareciendo. Putin sí que ha arreado una monumental galleta. A todos nosotros, y a nosotros nos temblarán las rodillas, y acabemos por caer al piso. No como Chris Rock, a quien apenas le temblaron las piernas, no movió ningún diente con su lengua y, encima, se rio. No es de risa lo de los nuevos dineros salvadores. Recordemos la famosa frase de asombro de Pla al visitar Manhattan: "Y todo esto, ¿quién lo paga?". Mientras, los creyentes de la esquina opuesta de Sánchez en el ring parecen alejarse de sus primos más montaraces. Ayer, Feijóo, más gallego que una zamburiña, reaccionaba con un "ni sí ni no, ni blanco ni negro".

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