De reojo

Ángela Alba

aalba@eldiadecordoba.com

Sin hogar

Mientras nos cobijamos en nuestras casas, hay un centenar de personas que vive en las calles de Córdoba

Como bien apunta el dicho popular, como en casa no se está en ningún sitio. Estos días de confinamiento obligado por el decreto de estado de alarma del Gobierno de España estamos comprobando la importancia de tener un hogar, estar con la familia y poder arroparse (literal y metafóricamente). Aunque nos quejamos e incluso hay quien idea argucias varias para bajar a la calle cuando no debe (hay perros que nunca han salido tanto a pasear y hacer sus necesidades), lo cierto es que tenemos un techo bajo el que alojarnos en esta crisis sanitaria que vivimos por la rápida expansión del covid-19.

Los días pasan dentro de los hogares sin que nos demos cuenta, incluso podemos llegar a perder la percepción del tiempo entre cocinar, limpiar, hacer juegos y tareas con los hijos, llamadas telefónicas y, en algunos casos, el permanecer delante del ordenador por el teletrabajo. También hacemos actividades que habitualmente no podemos, como dedicarnos a la lectura, ver series, películas o escuchar música. No nos damos cuenta de la suerte que tenemos ni de lo egoístas que somos al quejarnos por esta situación de aislamiento.

Mientras el tiempo transcurre entre nuestras cuatro paredes, alrededor de un centenar de ciudadanos pasa sus días en las calles de Córdoba porque no tienen más remedio. Son los llamados sintecho, población vulnerable que lo es aún más con esta pandemia. Muchas de estas personas tienen patologías crónicas y problemas respiratorios causados precisamente por el desgaste físico que supone vivir en la calle y pasar las noches a la intemperie porque el cielo es el único techo que los cobija. La lluvia y el frío cala en sus huesos en invierno y el calor los asfixia en verano.

Desde el martes de la pasada semana, el Ayuntamiento ha propuesto tres lugares en los que alojarlos. El último es el colegio mayor Séneca, cedido por la Universidad de Córdoba. Todo está preparado para que estas personas lleguen allí; sin embargo, para mantenerlas atendidas hacen falta trabajadores, según dijo ayer el alcalde, y el problema es que hasta ahora han llamado a unas 70 personas de varias bolsas y la mayor parte ha dicho que no por miedo o porque son de fuera y no tienen lugar donde quedarse. Entretanto, un centenar de sintecho son los testigos más directos de la Córdoba vacía, porque mientras los demás disfrutamos de nuestros hogares, ellos no tienen dónde ir.

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