Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

Lo hizo porque podía hacerlo

Fue un adolescente introvertido, objeto del acoso de sus compañeros del colegio por su tartamudez. Hay algo de siniestra evocación de su vida en las balas sonando a ráfagas, repitiendo la misma sílaba -tatatatá-, matando como en un videojuego de tiros y bombazos y precisamente en un colegio a 19 niños con los que se encerró en un aula. No sabemos si Salvador Ramos lo hizo por un dolor enquistado, por afán de ser alguien a cualquier costa, por una locura disimulada o latente o, sencillamente, porque podía hacerlo. Esta última es sin duda una causa: en cuanto cumplió la mayoría de edad, el asesino de Uvalde se fue a una tienda de armas y compró dos fusiles de asalto AR-15, el rey de las unidades especiales. Por un puñado de dólares más se aprovisionó de varios cientos de balas. Para qué quería el muchacho tan letal mercancía ya lo hemos visto. Para perpetrar una masacre así hace falta estar en Estados Unidos, el país de los libres, según reza su himno. Una sociedad que ha visto nacer y crear a Bob Dylan, Edward Hopper y Ella Fitzgerald. Pero una sociedad que padece una grave enfermedad.

La llamada sin ambages Asociación Nacional del Rifle no cree que sea aberrante que cualquier persona -incluidos los psicópatas o los asesinos, sean con bagaje previo o sólo potenciales- tenga libertad de hacerse con una o diez armas letales con el único requisito de haber cumplido 18 años, y que no haya controles policiales ni administrativos de los poseedores de las mismas. La ANR no sólo no lo cree, sino que piensa justo lo contrario, y encima lo hace amparado en la mismísima Constitución. Por si todo esto no nos resultara ya (aquí) completamente alucinante, la reacción de Donald Trump -prototípico maestro armero casero llegado a Presidente- no deja lugar a duda. Su medicina contra las frecuentes masacres de este tipo es más madera. Propone más armas en los colegios para su seguridad. Retorciendo la oración por pasiva y tirando de un viejo refrán USA, añadió el viernes que "para parar a un hombre malo armado hace falta un hombre bueno armado". O te armas, o tú verás. La ARN defiende un colosal negocio y una importantísima industria nacional; la propia asociación tiene un presupuesto de 250 millones destinados a hacer lobby, justo lo que ha hecho Trump. Los afectos a la causa sacan pecho en estos días con camisteas, gorras de béisbol y demás. Como diría Obélix, están locos estos americanos. Y va para largo. Más bien forever, les cueste lo que les cueste. Y es que está tirado matar niños allí.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios