De reojo

Ángela Alba

aalba@eldiadecordoba.com

¿Qué estamos haciendo mal?

Tan solo el fin de semana pasado la Policía Local puso en Córdoba 66 multas por hacer botellón

Las actas de denuncias por comportamientos incívicos no dejan de tramitarse por parte de la Policía Local y Policía Nacional desde que se acabara el estado de alarma y, muy especialmente, desde que se decretara como obligatorio el uso de mascarilla, las limitaciones de aforo en los establecimientos y la prohibición de los botellones (algo que, por otra parte, ya estaba prohibido). Hay gente -bastante por desgracia- que parece no enterarse de la situación crítica que vivimos a causa de la pandemia del covid-19, tanto a nivel sanitario como económico. Negacionistas aparte, hay quien piensa que el virus no le va a tocar, que es cosa solo de mayores, y que si se contagia va a ser asintomático.

Así, especialmente cada fin de semana, los agentes de la Policía se están encontrando con situaciones como aglomeraciones de jóvenes, peatones que no llevan mascarilla -algo que a estas alturas de la pandemia debería estar castigado muy duramente- y con locales de restauración -por suerte, son unos pocos irresponsables- que se saltan las normas a la torera y meten dentro a quien haga falta, incluso a persiana bajada. Esto último se ha vivido el pasado fin de semana en Córdoba capital, cuando una pareja de policías locales acudió a un bar aparentemente cerrado, pero en cuyo interior había montada una fiesta de clientes y camareras sin mascarillas y fumando. La broma se saldó con 20 denuncias que, esperemos, no caigan en saco roto. Esa misma noche se pusieron nada más y nada menos que 66 sanciones por hacer botellón.

Las autoridades sanitarias explican a diario la peligrosidad del covid-19, los médicos están alertando del colapso al que puede llegar la sanidad pública si no para de aumentar la curva de los contagios y los medios de comunicación contamos cada día las consecuencias de esta enfermedad, las muertes que está causando y damos las pautas para prevenirla. Todo lo que mostramos en nuestros periódicos, en nuestras web, a través de las ondas o de la pantalla de la televisión está pasando, es real. No queremos ser cansinos ni alertar, no nos paga nadie por ello y ojalá no tuviéramos que contar ciertas cosas, pero tal y como está la situación, lo más honesto es explicarla desde la verdad. Si después de ver los dramas que están viviendo y han vivido miles de familias españolas muchos ciudadanos siguen tomándose la pandemia a cachondeo, deberíamos reflexionar qué estamos haciendo mal en el ámbito educativo y familiar.

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