La esquina

José Aguilar / Jaguilar@grupojoly.com

El fracaso

NO hay peor ciego que el que no quiere ver ni gobernante más nefasto que el que no admite su fracaso. Fracaso de toda la sociedad, como escribía ayer aquí Alejandro V. García, es que nuestros quinceañeros no sepan leer -entendiéndolo- un texto sencillo de unas cuantas líneas (en su idioma, claro está).

Eso refleja el informe PISA 2006, por fin hecho público ayer, que evalúa a los estudiantes de 15 años de casi sesenta países. Los ciegos voluntarios no querrán verlo, pero estamos de la mitad para abajo en la tabla clasificatoria en ciencias, matemáticas y comprensión lectora, que son los parámetros examinados. En el último de ellos, en la lectura, incluso hemos descendido de manera notable en estos quince años. No progresamos adecuadamente, retrocedemos de forma totalmente inadecuada. En ciencias vamos por detrás de naciones tan avanzadas como Letonia, Eslovaquia o Lituania.

Dentro de este panorama desolador a nivel nacional, Andalucía destaca mucho. Se hicieron evaluaciones específicas del rendimiento escolar en diez comunidades autónomas, y Andalucía ha quedado la décima. La consejera de Educación, Cándida Martínez, ha dicho que no somos los últimos, sino los décimos, aprovechando la circunstancia de que las restantes siete comunidades no han sido estudiadas. Los décimos de diez, pero no los últimos, bello sofisma. Aunque las siete resultaran de un nivel inferior al andaluz -lo estimo francamente difícil, porque ahí están Madrid, Baleares y Valencia-, seguiríamos por debajo de la media española, que ya es baja en relación con la internacional que mide el PISA.

También declara, Cándida, que los resultados corresponden al nivel de riqueza de Andalucía y al contexto de limitaciones culturales de los padres de los alumnos. Ahora bien, ¿no quedamos en que la educación era una prioridad de la Junta de Andalucía? ¿Ésta no iba a ser la generación más preparada de la historia de Andalucía? ¿Es éste el balance de veintisiete años con autonomía para decidir en qué invertimos? ¿Siete legislaturas y tropecientos mil millones de euros de presupuestos después se merecen desembocar en unos adolescentes que no saben leer? Lo curioso es que los gobernantes que deberían responder a estas preguntas también son evaluados, cada cuatro años, y sacan el aprobado en las urnas.

La última 'perla' de la consejera, durante el mal trago de comentar el PISA a la prensa, fue que el sistema educativo andaluz resulta más equitativo que la media de España y de la OCDE. Es estupendo: no saben comprender un texto de cuatro líneas, pero sin diferencias clasistas. Torpes a tope, pero todos por igual. Un argumento completamente progre. En el peor sentido de la palabra.

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