La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

La destrucción de la infancia

¿Estamos erosionando o destruyendo la infancia, cuya protección se ha tardado al menos tres siglos en lograr?

Mientras leo un estudio sobre el Joven mendigo, también llamado Niño espulgándose, de Murillo -estupendo el comentario de Teophile Gautier: "bajo estos harapos, bajo esta suciedad, hay un alma"-, uno de mis cuadros favoritos, oigo (suelo leer con fondo de radio) que una niña de 11 años fue agredida sexualmente por seis menores de edad, tres de ellos con menos de 14 años, que, amenazándola con un cuchillo, la obligaron a acompañarlos a unos lavabos donde, ha dicho su hermana, "hicieron lo que querían con ella" grabándolo para difundirlo en las redes. Y me pregunté, uniendo este hecho horrendo a lo que el cuadro denuncia: ¿estamos destruyendo la infancia?

La infancia como hoy la entendemos es un logro conquistado a lo largo de los siglos XIX y XX con raíces en el XVIII. Se cita como punto de partida el tratado sobre la educación de Locke (1693) que propone la educación como camino hacia la igualdad -"la diferencia en los modales y capacidades de las personas se debe a la educación más que a ningún otro factor"- y la defensa de la vulnerabilidad de los niños -"las más leves o efímeras impresiones en nuestra tierna infancia pueden tener consecuencias importantes y duraderas"-. El Emilio de Rousseau extendió los conceptos educativos de Locke a todas las capas sociales y el punto 22 de la Constitución francesa de 1793 lo sancionó: "La sociedad debe poner la instrucción al alcance de todos los ciudadanos".

La protección jurídica, educativa y emocional de la infancia -La edad de la inocencia según el feliz título del famoso cuadro de Reynolds- fue un largo camino que culminó con la proclamación de los derechos del niño en la Declaración de Ginebra de 1924, inspirada por la extraordinaria Eglantyne Jebb, fundadora de Save the Children, ratificada y ampliada por la Declaración de los Derechos del Niño de 1959 (en la que, por cierto, se dice que el niño "necesita protección legal tanto antes como después del nacimiento"). ¿Estamos destruyendo estos logros? ¿Destruyendo la infancia y la adolescencia, tan amenazadas por la explotación y la pobreza fuera del primer mundo, también en él? No solo con la sexualización precoz, la exposición a las redes y la pornografía o las poderosas inducciones ambientales, también con las leyes que permiten a los menores de edad abortar sin permiso paterno o cambiar de género entre los 12 y los 14 años.

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