Después de aquello hubo un antes y después". Todos y todas hemos pasado por situaciones a lo largo de nuestra vida que al rememorar nos han hecho utilizar esa expresión. Cuando la escuchamos en una conversación, normalmente no significa que hubiera un final inmediato sino más bien que las cosas ya nunca fueron lo mismo y que se fueron degradando progresivamente hasta terminar. Las palabras, las expresiones escogidas, nos delatan, y éstas fueron las utilizadas por Albert Rivera el día que la justicia española condenó al Partido Popular, hoy aun en el gobierno. Este era el plan de Ciudadanos. Seguir apoyando al Partido Popular pero aportando solo el oxígeno necesario para que se fuese cocinando a fuego lento, sentencia tras sentencia, e ir recogiendo un electorado defraudado, incapaz de justificar tanta corrupción al peso, con los brazos abiertos y una gran sonrisa rojo y gualda.

El papel higiénico que Ciudadanos pretende representar en la política española parece a veces eso, más representar que ser. Cuestión de expectativas. El éxito de un discurso simple, sin matices, la bandera, el himno, manteniendo una dureza desmedida en el conflicto catalán y con las encuestas a toda vela, a Ciudadanos solo le quedaba una cosa por hacer: no equivocarse. De ahí la exigencia de elecciones urgentes. Pero el paso ya lo había marcado el PSOE registrando una moción de censura a primera hora del viernes. Una propuesta clara, definida, que Sánchez explicó esa misma mañana.

Y sin duda el nuevo escenario les pilló con el paso cambiado. Había que ofrecer una respuesta, definir una posición ante una propuesta concreta fuera de ambigüedades. Primero fue la petición de elecciones. Imposible una vez registrada la moción de censura. Después la presentación de una moción propia con carácter instrumental. Las mociones según recoge nuestra Constitución han de ser propositivas y necesitan del respaldo de un 10% del hemiciclo, con el que su partido no cuenta. Detrás de la bandera se ven las costuras. Ciudadanos sabe que de apoyar la moción socialista no va a propiciar un gobierno que se embarque en aventuras fuera del marco constitucional, pero de momento corta el paso a una estrategia en la que ya acariciaban La Moncloa. Esta vez no cuentan con elementos para obligar a Rajoy a convocar y su petición sospecho que obedece más a su posición en las encuestas que a una profunda convicción democrática.

Todo esto unos días después de apoyar los presupuestos. No pude evitar imaginar a Rivera con un bigote a lo Claude Rains como Capitán Renault en Casablanca: ¡Qué escándalo, qué escándalo, he descubierto que aquí se juega!

https://youtu.be/a_paHK6JdHA

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios