La Rayuela
Lola Quero
La fiesta de Alvise
El pinsapar
Soy de dominó, no de póker ni otros juegos de esconder, de otros lances imperturbables. Pero sé cuándo se trata de póker, cuándo se escuende, que suelen decir los flamencos. Y ahora estoy seguro de que se trata de eso, de esconder. O sea, tras de los grandes enunciados y las palabras imposibles, como consulta por la independencia y amnistía para los de Bruselas. Me huele mal. Hasta estos malvados saben que nadie da lo que no es suyo, lo que no puede dar, lo que no tiene. O sea, Pedro Sánchez puede sentarse en una mesa, en persona o por representación, y hablar de independencia y amnistía mas, ¿hablar compromete? Comprometerá en todo caso una declaración solemne en el Parlamento, un documento firmado ante el Notario del Reino. Ese papel con fecha límite y compromiso estricto. ¿Puede ocurrir algo así en España? Parece que es imposible. Lo saben los actores de la comedia y el drama. ¿Entonces? Vuelve a tratarse de dinero. Vamos, los acuerdos, por volátiles que sean, se convierten finalmente en dinero. Y disposiciones legales que tuerzan los brazos que iban a detener al malvado Puigdemont y sus conmilitones independentistas. Y a esas cuentas deben dirigirse los diputados de la oposición. Porque todos entendemos que lo que otros tienen de más y lo que los demás tendrán de menos. Y resultará más que hiriente que un partido con cinco diputados consiga una dote inmensa o la modificación de leyes con su bloqueo dentro. Los pasitos que yo doy de los flamencos. ¿Cuánto valen, de hecho, las decenas de diputados propios? Mucho menos, mucho menos. Con esta información actualizada, fehaciente y demostrada será mucho más fácil votar la próxima vez, sea en diciembre de este año o cuando lo disponga la Providencia, que lleva años trabajando por España. Cabe la rebelión de los propios pero eso es raro y complicado. Pienso en una reunión previa en la que los diputados expresen su opinión y se acuerde de lo que se vote. Sería interesante pero es muy vertical la dependencia, tanto que el que está al mando, en este caso Sánchez, no se dejaría sorprender. En el juego de equilibrios los tahures no tendrían tanto poder porque sus peticiones inasumibles no superarían el parapeto democrático. Es otra visión al problema que plantea la Ley Electoral y el funcionamiento de los partidos políticos. Pero mientras, podemos exigir las cuentas, que nos ofrezcan las cuentas y sepamos todos los españoles lo que se entrega al independentismo.
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