Centro

15 de septiembre 2025 - 03:09

El presidente Escuredo, a quien admiro desde siempre, ha dicho que, si el PSOE facilitara un gobierno del PP en solitario, para evitar un gobierno radical con Vox, él gritaría fuerte “antes muerto que sencillo”. Yo creo, en cambio, que pactar impedir el paso al radicalismo, y que gobierne quien gane, lo desinfla.

Nada de lo anterior ocurrirá. Todo está dinamitado. Ni siquiera cabría ya la corrección del no es no que aupó el relato de Sánchez, por cierto, único compromiso (por utilitarista, sin duda) que ha mantenido. No lo mantuvo con Puigdemont (de rebelde a estadista); no lo mantuvo con Podemos (perjuicio de su sueño), no lo mantuvo con la Constitución o los Presupuestos, (mutable una por subterfugios, opcionales los otros por oportunidad). De decirlo, no lo mantendría: este hombre sin reparos tiene una relación extraña con la verdad. Berlanga sirve: todos somos contingentes, menos él, que es necesario.

La oposición no ayuda. Presos de prisas, comprensibles para el país, pero inconvenientes en estrategia, ceden a las soflamas de los decisivos por esta ecuación perversa. Error y paso atrás. Marx, Groucho, sirve: no te limites en ser una copia, porque el mundo adora lo original.

Susto o muerte: Sánchez no necesita ganar (que no ganó ni ganará), ni siquiera compite por hacerlo, basta que el otro no sume; al PP no le vale ganar (que ganó y ganará), tiene que golear con una absoluta improbable. Y el centro no se muere, porque ahí vive entre el 60 y el 70 por ciento del electorado. Lo matan.

La opción aceptable, voto útil de la vía andaluza, es que el PP tenga solo más que todo el arco salva-sanchismo restante, pero para eso es necesaria visión y estrategia.

Si no fuera por la urgencia democrática que obliga a despachar esta pesadilla cuanto antes, sería el momento idóneo para mandar a todos allí mismo y empeñarse en construir algo bueno que se parezca a la mayoría, progresista en lo social, liberal en lo económico, moderado y solidario, decente y trabajador. Pero, primero, lo urgente, y luego, lo importante.

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