
La ciudad y los días
Carlos Colón
Retrato de Francisco en una voz
La ciudad y los días
Ni recurriendo al Diccionario ideológico de la lengua española de Casares, al Diccionario de uso del español de Moliner o al Diccionario de la lengua española de la RAE se puede tener una idea de los nuevos significados con los que Pedro Sánchez y sus asesores han enriquecido nuestra lengua, jugando ingeniosamente a torcer el significado de las palabras y los conceptos. A comprarle a Junts los siete votos necesarios para su investidura con indultos, beneficios fiscales, cambios legales y una amnistía que él consideraba imposible por inconstitucional, le llama “avanzar por el camino de la reconciliación, de la convivencia y de la concordia”. Que los independentistas, los únicos políticos que no mienten en este país, dijeran que querían la amnistía cuando les dio los indultos y la independencia cuando les dio la amnistía, da igual.
Tampoco importa que, con la amnistía concedida, los independentistas se hayan saltado a piola al Constitucional permitiendo las votaciones telemáticas de Puigdemont y Puig, se hayan puesto de acuerdo para colocar en la presidencia de la cámara a Rull (condenado a diez años y medios de prisión por sedición e indultado en 2021) y prosigan con el relato de la represión española (“mesa antirrepresiva”, “la esperanza es más poderosa que el miedo”, “defender los derechos de los diputados sin la amenaza de ser privados de libertad”). Esto, en sanchismo, es reconciliación, convivencia y concordia. Los relatos de ficción, y el de Sánchez lo es, pueden permitirse ignorar la realidad. Aunque sea al precio de renunciar a las mayorías que históricamente lideró su partido: con Sánchez el PSOE ha perdido las autonómicas, las municipales, las generales y las europeas.
Pero resiste, aunque menguando, convirtiendo su Manual de resistencia en lo que fue para su partido el “Catecismo de la doctrina socialista” de Felipe Carretero (Miret Magdalena y Sádaba hicieron la humorada de publicarlo junto a los católicos de Astete, Vilariño y Ripalda, a los que el socialista copiaba, bajo el nombre conjunto de El catecismo de nuestros padres). De momento lo de la alerta antifascista, la fachosfera y la máquina del fango le funciona. Ayer, tras su derrota en las europeas, le dijo a Feijóo: “Ahora hay tres ultraderechas: usted, Abascal y Alvise”. Y el relato se lo compran los suficientes, aunque cada vez sean menos, que le permiten resistir.
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