Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

Violadores sueltos

En el chiringuito del género hay más bocas que alimentar en los despachos que ayudas que lleguen las afectadas

Que las políticas del ministerio de des-igualdad van de fracaso en fracaso es ya un clamor del que sólo parecen darse cuenta los que no sacan los garbanzos del asunto género. Los más recientes aldabonazos en el gong del clamor general son las excarcelaciones de violadores convictos, ya hasta en Granada, que salen antes de tiempo por la incapacidad manifiesta legislativa de un ministerio tomado al asalto por Podemos y sus secuaces como si hubieran realizado finalmente aquella toma del congreso que anunciaron.

Cautivo el gobierno títere de Sánchez de sus votos, dejan hacer y eliminan la contestación interna como si de un partido estalinista se tratara. Ni una rectificación, ni un lo siento, me equivoqué, ustedes perdonen, ni siquiera a esas pobres mujeres aún con el trauma a cuestas, desamparadas y sin la más mínima consideración hacia su dolor y su drama.

A Granada ha llegado. Y sería oportuno ponerse en la piel de la/las mujeres a las que dejó marcadas para siempre el bestia ese que pronto volverá a andar por las calles. No tienen cura, parece ser, y pronto puede que vuelva a las andadas. Pero las expertas del tema, con Irene Montero a la cabeza, erre que erre tirando como los cabestros siempre hacia adelante, aumentando sus presupuestos mientras casi todos nos preguntamos para qué si no dan resultados.

Juristas (mujeres) de gran prestigio ya se han conjurado y dado la voz de alarma. No, señora Montero, no se arregla este tema ni penalizando aún más el ya de por si castigado delito ni con campañas incomprensibles a millón que ni las más fanáticas de sus adeptas respaldan. Se alzan voces ya en la izquierda incluso contra el chiringuito del género, donde hay ya más bocas que alimentar en los despachos que ayudas y soluciones que lleguen a las afectadas. Cargos a dedo, asociaciones de amigachas y desatinos como los cambios obligatorios del lenguaje desde el poder al más puro estilo de lo peor de la memoria de los demócratas por toda respuesta.

Ocupadas en alumbrar terminologías incomprensibles y abrir nuevos supermercados de identidades sexuales, se diría que estamos ante un nuevo politburó intocable con todos los visos de que la ley en sí poco les importa.

Como se ha impuesto la censura previa y la autocensura los hombres ya poco podemos decir al respecto. Solo confiar en que la sensatez aflore con nombre de mujer y con voz propia.

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