No recuerdo si era sábado o domingo cuando hace unos meses, mientras me encontraba trabajando en la redacción de El Día de Córdoba, en pleno Centro de Córdoba, en la calle Cruz Conde, empecé a escuchar una canción callejera que me tocó el alma hasta hacerme retroceder en el tiempo unas cuantas décadas, las que me separan de mi niñez. Esa canción, Por el amor de una mujer, compuesta por Danny Daniel y que popularizó Julio Iglesias, me trasladó a esos tiempos remotos en los que junto a mi familia compartía aquellos programas de televisión en los que triunfaban cantantes melódicos como Camilo Sesto; y sobre todo, me recordó a mi padre. Mucha culpa de que ese tema me tocara la fibra la tiene su intérprete, Toni Rivas, quien ese día ofreció un monumental concierto callejero en la calle Cruz Conde, uno de los muchos con los que día a día deleita a unos transeuntes a los que acaba convirtiendo en su público, gracias a esos sus recitales que no dejan a nadie indiferente. Y es que en el setlist de Toni no faltan clásicos de, además de Julio Iglesias, Luis Miguel, Nino Bravo, Los Secretos, Triana...clásicos cuya interpretación, lejos de imitar, hace suyos, algo que no está al alcance de cualquiera. Tras ese sorprendente, para mí, concierto, me puse a investigar quién era Toni Rivas y descubrí a través de sus redes sociales que -tal y como me ocurrió a mí, que me considero una persona con el corazón de rock and roll, algo alejado de la música melódica- su peculiar manera de cantar despierta sentimientos en muchos de quienes lo escuchan.

Hace unos días leí en sus redes sociales que su sueño es que un productor se fije en él y le dé una oportunidad en ese mundo de la música que tanto ama. Ojalá, se lo merece por el tesón con el que está enfrentando ese dificilísimo camino en el que trata de abrirse paso en una época en las que las tendencias, por desgracia, son otras, tendencias en las que reina el reguetón y el autotune -mejor me cayo lo que pienso sobre la mediocridad del asunto- y en la que incluso hay quien juega a ser profeta defendiendo que el rock and roll ha muerto . El hándicap de Toni a la hora de encontrar ese ansiado productor que se fije en él y que guíe su carrera es que interpreta música que ya no es comercial -bendito sea por ello-, música que era muy popular en las pasadas décadas de los 70, 80 y 90. En estos tiempos que corren en los que el amor y el buen gusto parecen haberse tomado un descanso indefinido, artistas con mayúsculas de la talla de Toni lo tienen muy difícil en este mundo en el que muchos son los llamados, pero cada vez menos los elegidos. Y si hay algo que admiro de él, aparte de ese don especial que Dios le ha dado para cantar, es el tesón con el que día a día enfrenta su sueño, desplazándose con esa maleta en la que lleva su equipo con el que ejecuta su música camino de las calles del Centro de Córdoba con el objetivo de hacer felices a quienes lo escuchan. Y vaya si lo consigue. Doy fe.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios