Hay unos buenos tips para hacerlo". Es el mensaje vía WhatsApp que me mandó hace justo una semana un buen amigo sobre ahorro y eficiencia energética, algo que tendré que llevar a la práctica en breve por aquello de vamos a salvar el planeta y reducir gastos, que siempre viene bien. Y claro, me pregunté, ¿tips, por qué no consejos o sugerencias, que viene a ser lo mismo?

En esas estaba, dilucidando entre qué medida llevar a cabo en el caso del ahorro energético, cuando recordé que cada vez incorporamos más términos de otros idiomas en nuestras conversaciones y escritos -en su mayoría ingleses- por aquello de ahorrar en palabras o porque simple y llanamente su traducción al español resulta, digamos, demasiado larga o, simplemente, por desconocimiento. Para ejemplo, véase al caso de CEO, que ahora se lleva mucho y está muy moda. Pues quien ocupa este cargo viene a ser consejero delegado. Venga, aceptamos, que es mejor ser CEO que consejero delegado, igual que ok, que viene a ser la abreviatura de okey y que no está recogido ni siquiera en el Diccionario de la Real Academia Española.

Sin embargo, hay algunos términos que por mucho que nos empeñemos o hasta que la Real Academia Española -sí, esa insigne institución cuyo lema es el de Limpia, fija y da esplendor- decida incluirlos, no hay por donde cogerlos por mucho que se repitan día tras día. Al menos, es lo que pienso. Uno de ellos es influencer, esa figura que, según le venga en gana o reciba prestaciones de algún modo, dice cómo considera que hay que vestir o qué comer o, simplemente, muestra su quehacer diario en fotografías para descubrir la maravillosa vida que tiene. Hartos de escuchar este término en todas partes, digo yo, ¿nadie se ha parado a pensar que esa palabra no existe y que a estas personas, digamos, se les debería considerar influyentes, si es que lo son? Es más, se puede usar como alternativa válida influente, según recomienda la Fundación del Español Urgente, ¿pero alguien ahora va a cambiar este término por el correcto?

Nos hemos acostumbrado a tomar prestadas este tipo de palabras y expresiones que están aceptadas por la gran mayoría -no digamos los conocidos como la generación del milenio (los millennials que se les llama), que tienen un vocabulario propio y que se nos escapa a muchos-, pero se olvida que el castellano tiene las mismas y no hace falta ir a un diccionario para saber qué significan. Y sí, mañana es sábado de nuevo.

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