El mundo de ayer
Rafael Castaño
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La ciudad y los días
A Sánchez no le gusta la pluralidad en los medios. O por decirlo a su modo, no le gusta que haya más tertulianos y opinadores conservadores que progresistas. Lo dijo en la presentación del libro que dice suyo. Supongo que al oírlo se le habrán saltado las lágrimas a los responsables de algunas tertulias y programas informativos. Porque resulta evidente que el presidente ni los oye ni los ve. Lo demuestra lo erróneo de su balance. Si hasta hay moderadores que polemizan con el único invitado crítico que cubre en solitario la cuota de pluralidad cuando se excede en su crítica al Gobierno. O quizás es que todo le parece poco y desearía que de todas las tertulias se elevaran tan densas volutas de incienso como produjeron sus acólitos en la presentación del libro que más parecía una función principal de instituto en su honor, con la junta de gobierno de los 14 ministros reidores y aplaudidores en primera fila dispuestos a la comunión general con ruedas de molino.
El presidente reparte los carnés de informadores progresistas o conservadores en función de que le critiquen o alaben. Vista la facilidad con que cambia de opinión quienes quieran obtenerlo tienen que tener una cintura tan ágil como grandes han de ser sus tragaderas. Véase el caso de la amnistía. Para ser considerado progresista por Sánchez tuvo que criticarse cuando él la negaba, considerarla como posibilidad positiva cuando puso a sus ministros a hablar de ella y aplaudirla cuando por fin la reivindicó como una fundamental aportación a la concordia entre los españoles. Si un desdichado que se tenía por progresista no cambió el paso a la vez que el presidente lo hacía era degradado a conservador por decir lo mismo que decía antes del 23 de julio.
Con la vergüenza de las concesiones a Junts, las reuniones en Suiza y los verificadores sucede lo mismo. Hasta se permite bromear con Jorge Javier Vázquez –que es el José Luis Balbín que Sánchez se merece– cuando este le dijo que de ir a un programa de televisión sería a Supervivientes. “¿Pero eso donde lo grabáis? ¿En Honduras? ¿Lo hacéis en El Salvador? Como tenemos un mediador…” le respondió suscitando las risas y aplausos de los ministros reducidos a Susy Pelotilla, Jimmy Pintamonas, Ángel Siseñor y otros aduladores de tebeo. Condición a la que por lo visto han de reducirse los informadores y opinadores para ser considerados progresistas.
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